Crítica
Público recomendado: +13
Una historia basada en hechos reales. Lloyd Vogel es un periodista con fama de cínico e hiriente en sus artículos. Su jefa en la revista Esquire le pide hacer el perfil de uno de los hombres más famosos de Norte América, el presentador de una programa de televisión infantil, el Señor Rogers. Llyoyd, con muchos problemas para creer en el ser humano, a raíz de la mala relación con su padre, acepta con disgusto el trabajo. Poco a poco Lloyd va conociendo a Rogers y lo que en un principio cree ser un máscara que muestra en la televisión, se muestra como una realidad que lo cambio todo. Ambas figuras existieron en la realidad. De hecho el guion está basado en el propio artículo que el verdadero periodista Tom Junod escribió sobre Rogers.
La película dirigida por Marielle Heller, está estructurada, técnicamente en diferentes formatos (escenarios de juguete, formato televisivo y formato cinematográfico); y narrativamente en los diferentes encuentros que tuvieron periodista y presentador. Ambas estructuras consiguen mantener una unidad narrativa muy especial, tratando de recuperar la magia que Roger mostraba en sus capítulos televisivos.
La amistad avanza desde la incredulidad a que un hombre pueda ser tan bueno como aparenta, por parte de Lloyd, hasta una verdadera redención del protagonista, el actor Matthew Rhys, bastante creíble. Encarna al Señor Rogers Tom Hanks, que ha realizado un trabajo corporal bastante bueno para parecerse al Rogers original.
Todo rueda bien y contribuyendo a que el espectador entre en ese mundo feliz de Rogers, en donde a pesar de las dificultades (el cansancio diario, el dolor incluso la muerte), mirándolas vida desde esa mirada inocente de un niño, todo adquiere otra dimensión. Una película al que podría incluirse, si existiera el género, en Kapriana, y consigue (aunque a veces lo roza) no ser empalagosa.
Ideal para un público familiar que quiera pasar un rato delicioso. Aunque será más de gusto del público norteamericano, conocedor de la figura de Rogers, que del público europeo, cuya referencia no tiene tanto peso. Por eso resulta inteligente tocar temas universales y salvar ese posible escollo haciendo que la película traspase las fronteras yankies.