Crítica
Público recomendado: +12
Esta coproducción franco-belga, dirigida por Cédric Klapisch, describe la inspiradora historia de Élise, una bailarina profesional de ballet clásico que ve como debe redirigir su rumbo tras una lesión que le impide bailar.
En este momento de gran incertidumbre decide trabajar unos días como ayudante de cocina en una villa donde se reúnen artistas de todas las modalidades. Su vida cambiará por completo, aprenderá cosas que nunca antes había aprendido y explorará sus límites.
El director Cédric Klapisch afirmó que «Bailar es ante todo uno de los placeres de la vida. La historia de la película se basa en la idea de reconstrucción y renacimiento en la que existe un deseo y una necesidad de avanzar hacia algo positivo y luminoso sin importar los esfuerzos que haya que hacer para lograrlo. En realidad es una película sobre la vida». Actualmente es reconocido como uno de los grandes del cine francés actual con películas como «Tan lejos, tan cerca», «Una casa de locos», «Las muñecas rusas», «Como en las mejores familias», «Nuestra vida en la Borgoña» o «París».
“En corps” o “Un paso adelante” es un film amable, con una energía particularmente bella. Marion Barbeau que interpreta a Élise en la película, también es una afamada miembro del Ballet de la Ópera de París.
Este dato hace que cada movimiento, su forma natural de andar y de moverse vayan acorde al personaje. Quizás hubiese sido interesante que todos los personajes tuvieran un poco más de profundidad, aunque resultan homogéneos unos con otros.
En las escenas de danza, los planos están cuidadosamente seleccionados para conseguir esa sintonía y musicalidad, acentuando la belleza de cada uno de los movimientos de los actores. La iluminación va de fría a cálida en función de desarrollo de la protagonista siempre con un aire atalcado acorde a la dinámica y temática de la película.
El guion es sencillo pero sutil, con grandes giros cargados de emoción, es realmente inspirador. La película abre el interrogante sobre cómo nos marcamos unas metas y así un camino. Y cómo a veces la vida tiene otros planes para nosotros y es necesario adaptarse, ser flexible, fluir y disfrutar del viaje sin pensar en el destino. Élise desarolla toda una nueva personalidad debido a un momento de inflexión en su vida, en el que por primera vez, tiene que replantearse qué es lo que quiere. Es una gran lección de cómo algo que aparentemente podría destruirnos puede empujarnos a conocernos y mejorar.
Es una película realmente amable, fácil y sin muchos giros de guion pero que merece la pena por su fantástico guion y su armonía visual.
Rocío Molina