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Una joven prometedora

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

Resulta complicado hablar sobre una película como Una joven prometedora (Emerald Fennell, 2020) sin contar más de la cuenta ya que todo en ella se va revelando poco a poco, realmente es una película que hay que ver y comentar en profundidad.

Cassie (Carey Mulligan) es una joven camarera con una vida aparentemente sencilla, pero que vive anclada en el tedio debido a un trauma de su juventud: la violación de su mejor amiga. Todas las noches Cassie intenta calmar su sed de venganza enseñando, de un modo peculiar, a los hombres que no pueden aprovecharse de las mujeres que se encuentran indefensas porque están borrachas. Pero eso no es suficiente, Cassie quiere que se haga justicia con su amiga y, cuando se plantea ante ella la posibilidad de llevarlo a cabo, no dudará en hacer todo lo posible por que así sea, aunque le cueste la vida. Así, a lo largo del filme se irán desvelando los detalles de la historia de la violación de Nina y de cómo todos, incluida Cassie, dejaron sola a la víctima.

Una joven prometedora no es una simple película de venganza, un thriller o una comedia negra. La protagonista de esta historia no busca una simple venganza ni la sola defensa del honor robado a su amiga. Cassie busca una venganza que a la vez sea pedagógica, busca la implicación personal de todos los que abusaron y abandonaron a Nina para que se den cuenta del gran error que cometieron, que cambien su punto de vista para que esto no se vuelva a repetir y, para que esto suceda, no duda en emplear técnicas psicológicas muy crueles, pero que parecen ser las únicas efectivas frente a la sola palabra. Una violación es siempre eso, una violación, las circunstancias que rodean al acto, como el hecho de que hubiera alcohol y demás sustancias no hacen más que agravar el hecho. Si algo queda claro en el filme es la postura que suele predominar: dureza con la víctima y una cierta manga ancha con el verdugo. No cabe duda de que esta película  saca a relucir todos los temas que rodean a este asunto, como puede ser el abuso del alcohol o sustancias y el dudoso o inexistente consentimiento que en ese estado se puede dar o el uso de las redes sociales y los graves daños psicológicos que quedan en la persona abusada, rota hasta el punto de perder su dignidad.

El primer largometraje de Emerald Fennell como directora demuestra que tiene talento, es capaz de contar una historia con un tema tan crudo y delicado como es el de la violación y en determinados momentos hasta hacerte reír. La forma en la que se va narrando todo poco a poco te mantiene expectante, no es previsible. La fotografía está muy cuidada y se puede observar una cierta iconografía religiosa, como si se quisiera respaldar la bondad de la cruzada en la que Cassie se empeña por luchar. Las actuaciones de todos, especialmente la de Carey Mulligan, hacen que la película no tenga un fallo. Por poner un pero, el epílogo resulta un poco forzado para endulzar un poco el final tan duro. En definitiva, una película muy recomendable.

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