Crítica:
Público recomendado: Adultos
Marnie es una mujer madura, recientemente enviudada, que acaba de trasladarse a Hollywood para vivir con su hija. La relación entre ambas navega entre el amor y el odio. Además la nueva ciudad, al mismo tiempo que le apabulla, le ofrece mil posibilidades de una vida totalmente nueva. Pero, ¿Sabrá Marnie adaptarse al cambio?
Entretenida comedia romántica en la que brilla con mérito propio una Susan Sarandon que hace gala de una madurez bellísima. La directora y también guionista Loren Sacafaria ha elegido el uso de los primeros planos para otorgarle todavía más presencia a la portentosa actriz. En tiempos en los que el uso del botox es casi un imperativo en aquellas actrices que quieran seguir trabajando en Hollywood, parece un bálsamo ver una película en donde el artificio del maquillaje se reduce a la mínima expresión.
El resto de los actores están a la altura dando réplica a la actriz, sobre todo Rose Byrne encarnado a la aturdida hija, a la que como a ella, se le escapa el sentido de la vida.
La presencia de los secundarios es imprescindible en esta película, pues ayudan a construir al magnífico y tierno personaje de la Sarandon. En este aspecto encontramos un caleidoscópico y heterogéneo abanico. El negrata de clase baja, la lesbiana en apuros, la anciana solitaria y el nuevo hombre de sus sueños que intentará conquistar su corazón. Todos ellos reflejan una sociedad en la que la tecnología se compagina con la humanidad para hacerla más llevadera (estoy segura de que la casa Iphone ha tenido que financiar parte de esta película pues está “qusi omnipresente”)
La directora, que además de habitual guionista es también actriz, ha firmado algún que otro título televisivo y una película menor con Keyra Knitley y Steve Carrel llamada “Buscando un amigo para el fin del mundo”. En esta ocasión sustituye la vena fantástica y apocalíptica de ésta, por un puñado de situaciones, aunque a ratos surrealistas, bastante divertidas.
Si falla en algo esta película es precisamente en el guión que, ante tanto desconcierto vital, no acaba de empastar y termina resultando deslavazada.
Una lástima dado el buen plantel actoral.