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Una noche en el viejo México

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes y adultos

Cuando uno piensa en Emilio Aragón, le vienen a la  mente varios flashback de su trayectoria televisiva. Recordamos su personaje mudito  de Milikito en Los payasos de la tele. Esbozamos  una sonrisa cuando pensamos en sus programas de humor como Vip noche o Ni en vivo, ni en directo. Tampoco nos podemos olvidar de series como Javier no vive sólo o la inolvidable Médico de familia. En definitiva, estamos ante un hombre polifacético que domina muchos palos y se mete en muchos charcos, siendo esta su segunda incursión como cineasta, tras su ópera prima Pájaros de papel.

Red Bovie es un vaquero estadounidense desesperado por una mala racha, que es visitado por un nieto, Gally, del que no tenía constancia que ha dejado momentáneamente la universidad. Ambos realizarán un alocado viaje a México y  en el camino se encontrarán con una stripper, Patty,  que no se siente feliz con su trabajo.

La dirección de esta película es un encargo con lo que la intervención de Aragón presenta ciertas limitaciones en el guión. La verdad  es que es de esas películas de las que no esperas nada y te acaban sorprendiendo. Les confieso que el argumento de la cinta no es nada del otro mundo, pero se deja ver. Además, destacamos la elegancia del realizador en las escenas más comprometidas, ya que se podía haber caído en el morbo. La razón fundamental por la que  he dudado en  darle el notable es porque la trama de intriga es  poco consistente y porque abusa de primeros planos y algunos movimientos de cámara extraños. Finalmente, la banda sonora corresponde a Emilio Aragón, que fue nominado a los Goya 2013 junto a la  esperanzadora canción (Aquí sigo) compuesta por él e interpretada por la cantante Julieta Venegas.

El reparto lo conforman fundamentalmente intérpretes americanos como  Jeremy Irvine (War Horse) y Robert Duvall, que lo borda. La colombiana Angie Cepeda está espléndida, transmitiendo mucha frescura. El actor Luis Tosar hace de mafioso, algo muy habitual en actores españoles cuando trabajan en EEUU. Llama la atención que el cineasta haya podido contar con tanta estrella, lo que tiene su mérito. En declaraciones a Fotogramas el realizador quedó muy contento con la citada estrella (Robert Duvall): “Me impresionó su manera de preparar el papel a nivel psicológico. Conectamos muy bien, porque necesito estar en un ambiente tranquilo cuando ruedo y así fue. Sólo me pidió un par de secuencias para el final”.

Si uno se queda en la superficie de la historia, puede  que no saque demasiadas conclusiones positivas. Sin embargo, si prestamos atención a los gestos y miradas de los excelentes intérpretes, la cosa cambia, pues transmiten más de lo que parece. Y es que la trama sentimental, ese reencuentro abuelo-nieto, sirve para que caigamos en la cuenta de que necesitamos conocer nuestras raíces para situarnos en la vida. Llama la atención ese modo tan particular del protagonista de relacionarse con Dios y hacer oración, culpándole de su mala suerte, pero, de algún modo, aceptando su voluntad. Por otra parte, es una historia de segundas oportunidades de dos personas a las que la vida no ha tratado bien, que transmite esperanza en el ser humano.

 

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