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Uno de nosotros

Caratula de "Uno de nosotros" (2020) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

Con varios meses de retraso, se estrena una interesante película protagonizada por la pareja Kevin Costner y Diane Lane, los conocidos padres de Clark Kent en la versión de Superman de Zack Snider. Pero a parte de un casting acertado, esta película es un neo-western de gran calidad, con un guion muy cuidado y una dirección clásica muy eficaz. Por otro lado, el ritmo te mantiene todo el metraje atento y expectante.

La película nos cuenta una dura historia familiar ambientada en los años 60. Un matrimonio ya jubilado afronta la pérdida de su hijo, dejando a su nuera viuda y a su nieto sin padre. Al poco tiempo la nuera rehace su vida y termina casándose con un violento miembro de la familia Weboy. Un día, sin previo aviso, todos desaparecen. Los abuelos tendrán que decidir si emprenden o no la búsqueda de su nieto.

El guion basa su fuerza en los vínculos familiares y en el subfondo que siempre existe en los conflictos de familia. Muy interesantes los silencios, las miradas, … todo tiene un peso y un valor; como en el wéstern clásico, aunque no sea el lejano Oeste del siglo XIX sino mediados del siglo XX. En este caso, la familia Weboy, los “villanos” de esta historia, aunque están bien definidos, quizás sean algo maniqueos; se les ve muy malos, habría venido bien algún gesto más de bondad que los humanizara un poco. No obstante, la sutileza de los pequeños gestos llena de matices una historia dura llena de tensión familiar. Brutal la secuencia de presentación de la matriarca de la familia Weboy, cargada de desasosiego y presión en cada plano.

Por otro lado, la película trata también, de forma colateral, el abuso sufrido por el pueblo indígena en aquellos años en los EE.UU. El descubrimiento, en mayo de 2021, de los restos de centenares de niños indígenas en una antigua residencia canadiense, pone de actualidad esta trama de la película, que le viene muy apropiada al actor de Bailando con lobos.

Desde un punto vista antropológico, la película muestra un evidente sentido de la responsabilidad, alguna referencia crística y una clara distinción entre el bien y el mal. Una diferencia no definida por una moral dogmática ni autoimpuesta (como les ocurre a los malvados con la matriarca) sino basada en el personaje más vulnerable del filme. La figura del nieto, de tan solo unos años, expresa la inocencia desde la que puede medirse y entenderse todo. Por eso, que el guion, la técnica, los personajes y todo lo artístico se centren en este punto, en “el nieto perdido”, convierten a esta película en todo un acierto.

Por otro lado, habría que destacar la relación suegra-nuera, y la necesidad de tener clara la relación con la figura materna; vital este tema para entender cómo el mal se torna cotidiano en esta familia. Un último apunte: existe en la película una apertura a la trascendencia, concretamente a la existencia del alma, que se expresa narrativamente, por ejemplo, en la relación que tiene Diane Lane con su caballo Strawberry; al hablarle al oído como último gesto de afecto al tener que sacrificarlo.

Una historia familiar cargada de tensión muy bien rodada, que gustará a los amantes del western e incluso a los seguidores de Superman; pues también fuera del Universo de los superhéroes se encuentran héroes cotidianos. No se la pierdan.

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