Crítica
Público recomendado: Jóvenes y Adultos
Escalofriante recreación de los atentados sucedidos en Noruega en 2011, cuando un terrorista desembarcó en la isla de Utoya, ocupada por un campamento juvenil y empezó a matar adolecentes, hasta la escalofriante cifra de 77. Rodada en plano secuencia, la película acompaña a Kaja, una chica obsesionada por encontrar a su hermana. Esta sí que es una película de terror de verdad.
Al contarse en tiempo real, y debido a que la cámara sigue al personaje de Kaja, nos vamos contagiando de sus emociones y de la angustia de no saber, de no ver y de no entender. El espectador no cuenta con ninguna información que no tenga la protagonista. Esta coherencia narrativa hace que nunca veamos a los terroristas, que no sepamos cuántos son ni que aspecto tienen, ni por donde están ni sus intenciones. Sólo el sonido en off de unos disparos son el detonante de un terror que va in crescendo en la misma medida en que nunca cesan.
La película es sobre todo un ejercicio de estilo, muy logrado, que se sostiene gracias a las interpretaciones de unos jóvenes actores que tienen que dotar de autenticidad a la película sin poder repetir tomas. Por otro lado el desenlace del argumento supone un puñetazo final en la cara del espectador, aunque nos deja un mensaje esperanzado sobre el valor del sacrificio. La película obtuvo una Mención Especial del Jurado Ecuménico del Festival de Berlín.