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Venom: Habrá Matanza

Caratula de "Venom: Habrá Matanza" (2021) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

 Nos llega la segunda entrega de la saga de Venom, uno de los villanos de Spiderman, de la mano de Sony Pictures y Marvel; creadora de los comics en los que está basada la película. Es bueno recordar que antes de la compra de Marvel por parte de Disney, ya existía un acuerdo previo entre Sony y Marvel, que tuvo que respetarse; parece ser que Sony tiene la obligación de estrenar cada cierto tiempo una película en torno al universo de Spiderman. De ahí, la oscarizada película de animación Spider-Man; un nuevo universo (2019) o Venom (2018), inicio de la saga que nos ocupa.

En este caso la secuela Venom: Habrá matanza, podríamos decir que mantiene el nivel de la primera, es decir, un aprobado muy justito (suspenso para otros muchos); en donde en ocasiones se acierta y en otras no. Aun así la película logra su objetivo de entretener y dar continuidad a una saga que, en buenas manos, bien podría dar un producto más compacto, redondo e interesante. Vale la pena destacar unos efectos especiales muy conseguidos y la aparición de unos secundarios que dan fuerza al personaje principal, a pesar de un guion previsible y algo convencional. Los antagonistas: un siempre talentoso Woody Harrelson  y la nueva villana “Grito”. Aunque algo forzado se agradece el intento de explicar el interior emocional de los villanos; que siempre humaniza y llena de matices la línea que separa el bien del mal.

El personaje de Venom surgió como un antihéroe y supervillano, un extraterrestre sensible simbionte con forma de ameba, semilíquido, que sobrevive mediante la unión con un huésped, por lo general humano. Esta forma de vida “dual” recibe poderes mejorados. Eddie Brock, un periodista dispuesto a ganar fama y reconocimiento, aunque con buen corazón, será su anfitrión. En esta secuela, simbionte y anfitrión ya conviven como si fuera una versión relajada de El doctor Jekyll y señor Hyde, de la novela de Robert Louis Stevenson. La principal diferencia estaría en que ambas identidades conviven tanto existencialmente como físicamente y son conscientes en todo momento la una de la otra. Algo similar a lo que le ocurre al increíble Hulk con el dr. Robert Bruce Banner. Aunque existan diferencias vitales entre estos personajes comparten suficientes similitudes que vale la pena destacar. Pero no es la única referencia de la película, en este caso, los guionistas dejan claro la influencia de Cervantes, en especial, la relación entre Don Quijote y Sancho Panza como otro referente de esta simbiosis tan moderna; en donde el uno aprende del otro. El ser humano, como muestran todos estos arquetipos, es capaz de las grandes heroicidades y también de todo lo contrario.

A nivel técnico y artístico la película tiene su baza fuerte en los efectos especiales. Todo lo demás resulta predecible y poco construido. Aun así se perciben las tendencias narrativas de los últimos años en el universo superhéroes: el lado humano del villano, el lado oscuro del héroe, los secundarios que arropan al héroe y la crisis de identidad. Con todo ello, y aunque las motivaciones de los personajes varían en la segunda parte, el resultado queda convencional y algo forzado. Muy interesante cómo el sonido de las campanas de una iglesia contiene físicamente el mal que llevamos dentro; símbolo que se utilizó en Spiderman 3 (2007), la saga de Sam Raimi.

En definitiva, Venom: Habrá matanza es una historia de superhéroes con un tono cómico y desenfadado que fracasa, aunque aun así, su público tendrá. Nada más que por la referencia a Cervantes requiere una atención especial. Si gustan este tipo de películas, a pesar de sus deficiencias, no se la pierdan.

 

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