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Waldo

Crítica

Publico recomendado: +16

“Waldo” es un recorrido a través de la vida del músico argentino que vivió tantísimos años en España y que fue una gran influencia para la industria musical de su tiempo. Dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, autores de otros documentales sobre personajes ilustres como Francisco Umbral o Luis García Montero, este documental recorre tantos temas como realidades puede vivir llegar a vivir una persona en los 42 años de vida que él vivó.

Saber de la vida de Waldo a través de las imágenes que él y sus seres queridos filmaron, hace que lo sintamos como ver un álbum de fotos familiar. La mezcla de entrevistas, intervenciones públicas, fotografías, vídeos…  no hacen sino enriquecer profundamente el relato de la vida de este músico, del que se revelan íntimos y escabrosos detalles.

Es un posado al desnudo de una persona que vivía mucho más de lo que mostraban los medios, contado también a través de la voz de sus contemporáneos: Jeanette, Willy Rubio, Miguel Ríos, Karina, su mujer Isabel Pisano…

Esta historia tiene como narrador una voz y rostro oculto. Una pena que su identidad, para quienes no lo conocemos, no se revele hasta el final: creo que hacerlo antes haría que nos centráramos en todo momento en Waldo y no tanto en preguntarnos quién es ese hombre que nos narra su historia. Es interesante esta forma por ser contada desde el punto de vista de este fan, pero también conlleva un exceso de subjetividad: el espectador no tiene opción de elegir, pues existe en el propio film una clara perspectiva del que fue Waldo para el que la cuenta. Un juicio previo al que el espectador podría formarse solo recibiendo la información de la vida de este ilustre personaje.

Sin embargo, no deja de ser un documental de gran calidad y con una gran variedad de intervenciones de ilustres personajes y amigos y que, sin duda, permite a aquel que lo ve, saber en profundidad de la vida de Waldo de los Ríos, más allá de su famoso “Himno de la alegría”.

Las sensaciones que genera son justo las correctas: ese malestar o duda con el que el propio Waldo no supo qué hacer. Y pone sobre la mesa temas tan graves e importantes como la homofobia o la depresión. “Una persona que se suicida no lo hace porque no quiere vivir, sino porque quiere dejar de sufrir”. Es un relato de miedos, tristeza, amistad, alegrías, amor y caos.

Adriana Cembrero Galiano

TRÁILER: https://dai.ly/x95jjea

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