Crítica:

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

En tiempos de incertidumbre, de crisis, nacional y mundial, de convulsiones, guerras…, algunos títulos, bajo la apariencia de banalidad y escapismo, nos hacen volver a lo básico; y se agradece. Bailes, color, chicas guapas, macizos, diversión, música… con un matrimonio de fondo. Dice el Libro de los Proverbios: “Hay tres cosas que me desbordan y cuatro que no logro entender: el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente sobre la roca, el camino del barco en alta mar y el camino del hombre con la mujer”.

En Walking on sunshine tenemos una nueva vuelta a este misterio básico: al camino del hombre con la mujer. Es quizá el tema por excelencia, y será siempre cinematográfico, aderezado mejor o peor, pero es el tema eterno y que nunca pasará. La compañía de este musical son algunos de los mejores éxitos de los 80, escogidos maravillosamente bien: de Wham, Bananarama, Human League, Bangles, Huey Lewis and the news, Duran Duran…

Maddie, que vive en una villa italiana de ensueño, va a casarse con Raf (un guaperas tipo Guardiola, pero más joven, con pelo y sin Champions). Su hermana Taylor, recién licenciada, acude a su llamada, enterándose entonces de sus frívolos planes de matrimonio. Aunque no comparte su loca emoción, es tal la devoción que le tiene a su hermana que es capaz de hacer lo que sea por ella, por su felicidad.

El resultado es bastante pasable, con un par de detalles dignos de mención. Estas películas tienen que acabar bien, y si quieren evitar ser excesivamente pastelosas les toca ofrecer algo. Y algo sí que ofrecen. Aunque en varias cosas nos encontramos con el discurso de los sentimientos, del tipo “tienes que seguir tus sentimientos y acertarás”, “estoy enamorado de ella porque no tiene miedo de exteriorizar sus sentimientos”, y topicazos por el estilo, los personajes actúan de modo más maduro. El resultado es, entonces, algo ambiguo: el discurso explícito es bastante tonto, pero los personajes son más interesantes. Por eso es recomendable hablar después de las películas, especialmente con niños, con jóvenes, porque los sentimientos “hay que trabajarlos”, hay que interpretarlos. Los personajes lo hacen; luchan por encontrar sentido y actuar, a veces, en contra de sus sentimientos. Vemos también que el pasado de las relaciones “pesa”; no existen o son muy escasos los “borrón y cuenta nueva”. Todo muy real, muy certero. Punto a favor de guionistas y director. Esto es ya muy destacable.

Y merece comentario la presencia del matrimonio como fiesta. También Bodas y prejuicios (Gurinder Chadha, 2004), basada en Orgullo y prejuicio, nos ofreció un brillante musical sobre “el camino del hombre con la mujer”. Esta última producción de Bollywood aventaja a Walking on sunshine en cosas de detalle como los gestos corporales y las coreografías, algo más elegantes, más clean. Pero Sunshine es testigo de un esfuerzo de ser honestos en la relación hombre-mujer.