Crítica:

Público recomendado: a partir de 12 años

Gordon Geko, un antiguo magnate de las finanzas, sale de la cárcel después de haber pasado varios años en ella por delitos financieros. Además de querer saciar su ansia de dinero y poder tratará de restituir su relación con su hija, prometida con un portentoso y ambicioso joven bróker de Bolsa.

Secuela del clásico de los 90, Wall Street, que es una de las películas más interesantes sobre la cultura del pelotazo y que permitió que Michael Douglas construyera a uno de los mejores villanos de la historia del cine, Gordon Geko. Está de nuevo maravillosamente dirigida por Oliver Stone -cuyo cine siempre arremete contra el modelo social americano- aunque es algo complicada de seguir divido a la complejidad del entramado financiero sobre el que se escribe la historia.

VISIÓN DEL HOMBRE Y TRATAMIENTO DEL HECHO RELIGIOSO

La segunda parte es más complaciente que la primera, aunque vuelve a suponer una crítica mordaz sobre los problemas que se desencadenan del culto al dinero y que pasan por el suicidio, la ruina, la desestructuración familiar, la traición, el robo, la inmoralidad, etcétera. Sin embargo, termina con la redención de Gordon Geko que decide optar por su familia dejando al margen sus deseos de poder lo que pasa por un particular descenso a los infiernos de todos los personajes.