Crítica

Público recomendado: +16

Al Yankovic tuvo sus momentos de gloria en los años 90 con sus simpáticas parodias. Las más conocidas fueron Like a surgeon (Como un cirujano), un vídeo en que parodió el hit Like a Virgin de Madonna, o con Eat it y Fat, vídeos en que hacía lo propio con Beat it y Bad de Michael Jackson. Además de vestirse como estas megaestrellas y moverse como ellos, sin quitarse su característico bigote, cambiaba las letras de las canciones con fuerza e ingenio, con lo que dejaba un producto pasajero, pero gamberro y divertido, lo suficiente para entrar en el gran show bizz, aunque por la puerta de atrás.

La película Weird Al Yankovic continúa y magnifica esta pasión por la parodia. Histriónica y burlesca, no deja títere con cabeza en cuanto a los tropos presentes en la mayoría de los biopics musicales. Muchos clichés, tales como la actuación en directo que en dos minutos derrite a una audiencia hostil, o la reconciliación con un padre frío o distante, la inspiración momentánea que motiva de repente la composición de un hit, o la fama que llega a través de la radio tienen aquí su condena firme.

El planteamiento de la película es coherente con el personaje que se ríe de sí mismo y parodia su vida, generando una historia paralela. y todo lo que nos va pareciendo algo desmesurado va pasando a ser extrañamente exagerado, para irse tornando histriónico, estrambótico, hasta llegar al absurdo y a retozarse en el disparate más total. Los episodios de violencia tienen este mismo carácter absurdo, desproporcionado y falso. ¿Qué es y qué no es real en la película? Pues casi todo es irreal, salvo el personaje y su talento para la parodia.

Daniel Radcliffe se maneja con gran soltura en este registro difícil y Evan Rachel Wood supera por mucho a la Madonna de su mejor momento, en un disparatado e inventado romance. El propio Al Yankovic aparece como uno de los magnates de la industria que ya desprecia ya se entusiasma con el talento de Al.

Al final, un resultado en la línea con la obra paródica musical de Al Yankovic, gamberro y divertido.

Pablo Gutiérrez