Crítica

Público recomendado: Jóvenes

Nos llega una entrega más de la saga de X-men, esos mutantes de los cómics de Marvel capitaneados por el profesor Charles Xavier. La Saga cinematográfica de los X-Men está constituida por 12 películas hasta el momento; todas ellas basadas en los cómics de la editorial estadounidense Marvel, adquirida por Disney en agosto de 2009. Valdría la pena recordar que
el arranque de la serie corrió por cuenta de Bryan Singer (Sospechosos habituales y Bohemian Rapsody) y aunque el nivel de las películas se ha mantenido más o menos estable, sobresale sin duda la película Logan (2017), última de la trilogía sobre Lobezno (Hugh Jackman); en donde su director, James Mangold, consiguió una interesante desviación del tono general de la
saga. Con sus cualidades extraordinarias estos mutantes nos han invitado desde X-Men (2000), a preguntarnos cómo acogemos al diferente y qué uso hacemos de nuestros propios talentos. En el caso que nos ocupa X-Men: Dark Fénix, los X-Men se enfrenta a su enemigo más poderoso: uno de sus propios miembros, Jean Grey. Durante una misión en el espacio Jane casi
muere al ser alcanzada por una misteriosa masa cósmica llena de energía. Al regresar a la Tierra se siente más poderosa pero mucho más inestable. Esta entidad cósmica genera una lucha en el interior de Jean, que desatará sus poderes y pondrá en duda los vínculos quemantienen unidos a los X-Men.

Aunque los personajes están bien construidos y el guión usa muy bien los flash back, para reforzar dramáticamente algunas tramas, la historia cojea por dos motivos principalmente: por mostrar a unos enemigos sin matices ni interés dramático, y también por precipitar el desarrollo de Jean reduciendo el metraje en la parte central de la película. Aun así, la película
resulta un producto comercial muy digno, bien contado y que contentará a fans y a productores siempre que recaude lo esperado.

Por otro lado, la película tiene un gran valor antropológico, en el sentido que desarrolla bien los conflictos principales de la historia. Vale la pena destacar la frase: “La verdadera guerra es siempre con nosotros mismos”. Son la familia (biológica o no) y la comunidad, los que permiten afrontar esa guerra interna que todos llevamos dentro. Los vínculos creados con los
miembros de X-Men y los familiares, son el punto de partida para que afloren la confianza y amor; necesarios para descubrir quiénes somos. Interesante cómo critica el individualismo moderno y anónimo (uso de redes sociales con perfiles falsos) que nos domina hoy. Una reflexión última: ¿es lícito en la lucha contra el mal arrebatarle la vida a los enemigos? Dicho
de otro modo, ¿es que el valor de la vida de un enemigo no es el mismo que el valor de nuestra propia vida o la de nuestros seres queridos?

En definitiva, una película comercial y veraniega que gustará a los amantes de aventuras y superhéroes. Dicen que es la última de la saga pero imagino que habrá más, de una forma u otra. No se la pierdan.