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¿Y esto… de quién es?

Caratula de "¿Y esto... de quién es?" (2021) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

Annie Castillon es feliz. Tiene una familia maravillosa y ella vive totalmente dedicada a su marido y a sus cuatro hijos, tres de ellos -dos varones y una chica- adolescentes y el más pequeño todavía un bebé. Pero, aunque quiere mucho a los suyos, su desmesurado afán controlador y superprotector, resulta agobiante.

Un día, en la papelera del baño, repleta por no haber sido vaciada en muchos días, algo le llama la atención. Se trata de un test de embarazo ¡positivo!  En la mente de Annie cunde el pánico y rápidamente se moviliza para averiguar quién es la embarazada. Pero el resultado más inmediato es que sale a luz que tanta perfección de la familia era más bien mera apariencia cómoda para todos. Max y César son dos muchachos encantadores, pero nadie sospecha que el mayor es un promiscuo, ni Annie es capaz de responder adecuadamente a la angustia de César cuando su novia lo deja por agobiante (Clarísima herencia materna). Poupi es una niña buena que colabora todo lo que puede a cuidar a su hermano pequeño y solo de tanto en cuanto intenta escabullirse de la presión controlador de su madre, sin embargo… Laurent, el padre, es médico y tiene la consulta en la planta baja de la casa familiar. Es un hombre sereno, también sometido a la capacidad organizativa de su mujer, pero…

Rápidamente, Annie empieza una investigación exhaustiva para dar con la propietaria del test y, como no podía ser de otro modo, arrastra con ella a su marido y los dos hijos mayores, mientras deja en casa al pequeño al cuidado de Poupi.

¿Y esto… de quién es? (Le test es el título original) es una comedia que, paradójicamente, ni mueve a la risa ni prácticamente despierta ninguna sonrisa. Lo único que puede salvar la película es Alexandra Lamy, actriz extraordinaria, que, afortunadamente, está presente en prácticamente todas las escenas, de principio a fin de la película. El guion carece de vigor e intenta disimularlo con secuencias graciosas, pero es inútil, porque todo resulta plano.

La imagen que presenta de familia unida, incluso cuando se desata en su interior el caos más tormentoso, es realmente admirable. Son hermosas las escenas de los hermanos ayudándose unos a otros. Sin embargo, la frivolidad en afrontar las relaciones sexuales como algo totalmente intrascendente resulta chirriante. Aunque tampoco sería descartable que haya una intención de fondo para dar carta de normalidad a la promiscuidad, con ausencia de cualquier referente, no ya moral, sino sencillamente humanizador. Y, por supuesto, ya podemos imaginar cuál es la feliz solución al embarazo no deseado.

Una película prescindible.

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