Crítica
Público recomendado: +18
Y llovieron pájaros es el tercer largometraje de la directora canadiense Louise Archambault (Gabrielle, 2013) que llega ahora a España, tras su presentación oficial en el Festival de Toronto en 2019 . La película se basa en la novela de la escritora canadiense Jocelyne Saucier que lleva el mismo título. Emplazada en los bosques de Canadá, nos encontramos con dos historias principales que giran en torno a este lugar, de las cuales surgen otras narraciones secundarias que van tomando fuerza a lo largo del filme.
En primer lugar se nos presenta a un grupo de tres ancianos —Boychuck (Kenneth Welsh), Charlie (Gilbert Sicotte) y Tom (Rémy Girard)— que se han retirado a vivir en el bosque, en unas humildes cabañas junto a sus perros, al margen del mundo sin que nadie sepa que están ahí. Por otro lado, está la historia de Rafaëlle (Ève Landry), una fotógrafa que se dedica a retratar y entrevistar a los supervivientes de los grandes incendios de los bosques de Ontario de principios del siglo XX, que debido a su investigación acabará conociendo a los peculiares ermitaños de las cabañas y a Steve (Éric Robidoux), el dueño de un albergue cercano al lago del bosque, sobrino de Marie Desneige (Andrée Lachapelle), personaje clave en la acción que irrumpirá en la tranquila vida de los olvidados ancianos.
El tema central en torno al que gira toda la película es el de la vejez, la vida una vez llegada a su madurez y la forma en la que esta se afronta. Cómo no, la eutanasia aparece por ahí, la decisión de acabar con la vida cuando uno ya considera que ha vivido suficiente y cree que no puede aportar nada más y se considera una carga o la imposibilidad de superar los traumas vividos que llevan a la perdida de toda esperanza y la soledad aplastante del que no tiene a nadie con quien compartir sus últimos momentos. Pero también aparece el amor en la vejez, dos almas que se encuentran en el ocaso de la vida y que resultan ser aliento y vitalidad el uno para el otro.
El problema de Y llovieron pájaros es que resulta larga, a la película le sobra metraje y alguna escena subida de tono. Pese a las buenas interpretaciones de los personajes y a la hermosa localización que llama la atención y que hace que la fotografía sea un reclamo para verla, el discurso no llega a convencer y el espectador acaba cansado y un poco aburrido.