Crítica

Público recomendado: +13

Nos llega una hermosa película argentina, dirigida por una talentosa Natural Arpajou, que logra con la historia de una niña (Armonía) y su familia, conmover al público, hacer buen cine y, como dirían los maestros del cine clásico, hacer “arte” al mostrar sus heridas personales en su obra. Como dice la propia directora en una entrevista reciente[1]: creo que hice esta película para exorcizar los fantasmas, para disminuir las cicatrices que quedaron de aquella vida que yo, o Armonía, no elegimos.

EL filme nos cuenta la historia de una niña, Armonía, y sus padres, que se mudan a la Patagonia huyendo de las imposiciones de la sociedad capitalista moderna. Un mundo alejado de todos que termina convirtiéndose en una “prisión al aire libre”, donde pronto descubrirán que no todo es tan mágico ni tan “ideal” como ellos pensaban. Aún así, atravesarán un camino interior que les hará más fuertes, al menos, para afrontar la vida y las decisiones tomadas.

La película está contada desde el punto de vista de la hija, Armonía. Los planos y la posición de la cámara son elegantes en las descripciones y precisos en los conflictos, lo que aporta un ritmo especial al metraje. La fotografía eleva las intenciones de la directora a un plano casi místico, sobre todo cuando se trata de enfocar a la niña y la naturaleza; que contrasta con la forma de mostrar la ciudad, colores menos cálidos y más fríos. Aunque para algunos pudiera ser una película contemplativa o “lenta”, presenta un guion redondo que consigue introducir los giros justo en el momento que necesitan los personajes y la historia. Además, el hecho de contar la historia desde la mirada de una niña de siete años, permite al espectador no juzgar a los personajes sino empatizar con ellos, incluso en sus errores. Porque esta película, a parte de ser una historia personal de la directora, es un claro ejemplo de cómo la ideología (en este caso el movimiento hippie que venía de Mayo del 68), puede truncar las exigencias de felicidad de la naturaleza humana y convertir en víctimas a sus seguidores. Si a todo esto se le añaden unas notables interpretaciones y un montaje eficaz, resulta una opera prima de gran nivel.

Fue seleccionada en el Festival de Cine de Málaga y fue galardonada por el Jurado Signis por transmitir con elegancia y sencillez tanto el problema de la ideología, como la trascendencia, expresada a través del deseo de una niña que mira al cielo esperando el amor que necesita y anhela.

En estos tiempos de pandemia, donde nos quejamos por vivir “presos” en nuestros hogares o nuestras ciudades, es bueno disfrutar de películas como esta, que nos recuerdan que la verdadera libertad no tiene que ver con el libre movimiento de la persona sino con algo mucho más profundo, sencillo y cotidiano. En definitiva, una pequeña joya que nos invita a mirar más allá para liberarnos y buscar nuestra propia identidad. No se la pierdan.

[1] https://eldebatedehoy.es/noticia/entrevista/26/03/2021/natural-arpajou/