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Quiz, el escándalo de ¿Quién quiere ser millonario?

Crítica

Público recomendado: +10

Todos nuestros lectores deben saber del interés del que escribe por las producciones británicas por su gran nivel en líneas generales. Quiz, el escándalo de ¿Quién quiere ser millonario? es una miniserie de 3 episodios de unos 50 minutos.

El cineasta encargado de contar esta historia con maestría  ha sido un valor seguro como Stephen Frears, recordado por buenas películas como La Reina, La reina Victoria y Abdul o Philomena y nunca mejor dicho después del temporal que nos ha sorprendido a todos. Sin embargo, últimamente, este realizador se está especializando en trabajos televisivos de cierto calado como El estado de la Unión, una divertida serie que trata en profundidad el modo en que debemos afrontar una crisis de pareja.

El caso es que la sociedad británica disfruta mucho con las apuestas y los juegos de azar. De hecho, el olvidado juego del Euro-millón solía recaer siempre en Gran Bretaña, no porque hubiese ningún tipo de Tongo, sino porque eran los que más participaban con diferencia en la mencionada lotería, si lo comparamos con el resto de Europa.

La historia gira en torno a un grupo de creativos que diseñó el programa de ¿Quién quiere ser millonario? para que cualquier espectador más bien de clase media pudiera ganar un millón de libras de la manera más justa posible y, a pesar de las dudas, el público acogió este formato con entusiasmo en la mencionada nación. Se llegaron a crear grupos de seguidores en todo el país. Esta serie desvela las claves de cómo un grupo de personas consiguió participar varias veces en el programa, así como las triquiñuelas que se utilizaron a base de toses para ganar el premio máximo: un millón de libras esterlinas.

Esta producción guarda el equilibrio necesario entre el género dramático y judicial para darle dinamismo a la historia sin que pierda interés, salpicado de pequeñas dosis de humor, ironía y sarcasmo inglés porque todos sabemos que es un delito, lo que se estaba haciendo, pero hace gracia como burlaron a una potente cadena de televisión. El alegato de la abogada defensora me parece de una gran inteligencia y helen McCrory, la actriz seleccionada se luce en cada plano en el mejor sentido del término.

Esta serie invita a la reflexión sobre las consecuencias que tienen actuar de una manera inaceptable, engañándonos a nosotros mismos, porque no solo ellos tuvieron que sufrir la presión mediática, sino sus propios hijos porque fueron objeto de burlas. Por otra parte, este producto televisivo nos recuerda la responsabilidad de los medios de comunicación de evitar juicios paralelos que pueden llegar a hundir a una persona o una familia condenándola doblemente o antes de tiempo a la persona afectada, independientemente de que el veredicto sea de culpabilidad o de inocencia.

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