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Reyes de la noche

Crítica

Público recomendado:+16

La serie de Movistar: Los reyes de la noche ha empezado con polémica, pues, aunque  intenta acogerse como justificándose al archiconocido argumento de… Se trata de una historia de ficción, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, las alusiones son directas a los dos monstruos de la radio deportiva española como José María García y José Ramón de la Morena.

Este producto televisivo ha sido creado por Cristóbal Garrido y Adolfo Valor y la dirección ha corrido a cargo de Carlos Theron, que nos ofrecen una miniserie de 6 episodios de unos 35 minutos de duración aproximadamente, que pretende entretener recurriendo en parte al mal gusto  con conversaciones un  tanto barriobajeras propias de nuestro cine.

Si eres un gran aficionado a las ondas radiofónicas porque en España este medio de comunicación funciona a la perfección, no solo en las retransmisiones deportivas, sino en multitud de géneros periodísticos, esta serie te puede interesar. Sin embargo, habría que decir que se centra en los chascarrillos y medias verdades, dejando en muy mal lugar a las  personas que supuestamente homenajea,  ya que José María García, interpretado magníficamente por Javier Gutiérrez, responde al nombre de Paco, el Cóndor, dando a entender que era un mafioso más malo que un dolor de muelas, cuando todos sabemos su talento y capacidad para transmitir entusiasmo en deportes como el ciclismo, práctica deportiva que amamos gracias a su afán por encontrarse al pie de la noticia con un gran equipo de colaboradores. José Ramón de la Morena aparece como un “tontito”, cándido e inocente que no da pie con bola cuando todos sabemos de su agudeza independientemente de que se pueda coincidir o no con él.

Sus creadores se han empeñado en dar una imagen de la cadena Cope como una  emisora carca, caduca y anticuada y el sacerdote que dirigió la emisora Bernardo Herráez, alma de la emisora, es mostrado como un pardillo, un personaje de chiste, cuando todos sabemos de su habilidad para negociar y su iniciativa para sacar adelante una emisora de tanto nivel. Por cierto, se sugiere que había cierto desmadre de corte hedonista. En cambio, la cadena Ser aparece como una emisora moderna, cuando es más antigua que la Cope, adaptada a los tiempos y como un transatlántico a nivel comunicativo.

Los reyes de la noche por su inclinación ideológica saca los trapos sucios como era de esperar más de García que de la Morena que deja totalmente indefensos a los afectados sembrando la duda. Se comprende perfectamente  el enfado de ambos y su pataleo. En este caso, una querella tendría su lógica porque atenta al honor.

La serie permite la reflexión sobre la búsqueda de la verdad, que es la misión de todo comunicador y de la responsabilidad de los líderes de opinión porque por su capacidad para influir en la opinión pública es bastante alta. Por otra parte, se saca el lado oscuro de la profesión reflejado en la escena más brillante de la misma que es aquella en la que en un partido de fútbol, éstos, se dan la réplica que nos permite pensar sobre si el fin justifica los medios o si todo vale para hacerse con la audiencia.

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