American Horror Story
El pasado mes de abril Cuatro emitió el último capítulo de la desconcertante serie American Horror Story y todo parece indicar que será este canal el que se encargue de emitir en abierto la segunda temporada que, aunque todavía está en preproducción, ya está generando un enorme revuelo en Estados Unidos, y no es para menos.
De todas las series que he seguido o que sigo- que son muchas-, hay pocas que hayan resonado tanto en mí, no necesariamente para bien, como esta. Trending Topic de twitter tanto en España como en USA durante las emisiones de cada episodio, se trata de una serie verdaderamente inquietante y de las que consiguen, al menos en mi caso, provocar estupor. Dejen que me explique.
Creada por Ryan Murphy y Brad Falchuk (Glee, Nip/Tuck) se trata de un thriller de terror que cuenta la historia de la familia formada por Ben (Dylan McDermott), Vivien (Connie Britton) y la hija de ambos Violet Harmon (Taissa Farmiga) que acaban de mudarse a una lujosa y antigua mansión en Los Ángeles, con la intención de comenzar una nueva vida y salvar su matrimonio. Lejos de lograr superar sus problemas, la vida en su nueva casa no hará más que agravarlos, nada será como lo esperaban, pronto se verán envueltos en una serie de situaciones estrambóticas y extremadamente desagradables, provocadas por las entrañas de la propia mansión.
Al reparto de la serie se unen aclamados de la gran y pequeña pantalla como Jessica Lange, a quien su personaje ha valido un Globo de Oro, Kate Mara, Evan Peters o Zachary Quinto, que consiguen dar vida y credibilidad a un elenco de personajes rocambolescos, complejos, provocadores y soberbiamente interpretados.
Hacer una serie de televisión es un trabajo si cabe más difícil que el de una película. Mantenerse en pantalla, conseguir esa parte del “share” que te permita continuar emitiendo es algo extenuante y verdaderamente complejo. AHS lo ha conseguido dentro y fuera de sus fronteras, enfrentándose al terror de cualquier guionista… que no es otro que el Terror en sí mismo.
El género de terror en el ámbito literario, cinematográfico o televisivo tiene su truco y pocos son los que lo consiguen trabajar con elegancia y originalidad. Es difícil que el espectador empatice con los personajes y que sea capaz de creerse y de situarse en la historia. Para ello guionista ha de percibir qué cosas son las que provocan miedo, terror y angustia al ser humano y plasmarlas de un modo adecuado y bien dosificado, tiene que sobrepasar sus miedos o los miedos particulares e intentar llegar a lo más universal. No puede o debe caer en el gore y ha de narrar la historia con el suficiente cuidado como para que el espectador sea provocado, inquietado, estremecido e intrigado y que tenga dos únicos deseos enfrentados: querer parar de ver y a la vez ser incapaz de levantarse de la silla. Si esto es difícil de conseguir en el cine, es más complicado aún en una serie de televisión, ya que además de provocar ese efecto en un capítulo, tiene que ser de tal manera que enganche al espectador y vuelva a querer repetir la experiencia una semana después y otra y otra y otra…
AHS es técnicamente impecable. Los actores son sobresalientes, la capacidad que tienen de hacer comprender al espectador, de guiarlo por las diversas y disparatadas situaciones es magistral. El guión es intenso, provocador y transgresor y desde luego da que pensar y tiene mucho que decir, tal vez no lo que los creadores de la serie pretenden, pero desde luego no es una serie de la que uno pueda desenchufar cuando apaga la televisión. Es una serie que da pie a ir más allá en muchos aspectos.
Me explico; Ben y Vivian son un matrimonio que tras una infidelidad por parte de él deciden darse una nueva oportunidad en Los Ángeles, donde se trasladan a vivir con su hija. Esta infidelidad ha afectado a la familia al completo, hasta el punto de hacer perder a Vivien el bebe que esperaba. Compran una mansión cuyo precio es excesivamente barato debido a la cantidad de crímenes que en ella han tenido lugar- si ya lo dice el refranero, ”compra caro madre que somos pobres”. Pronto descubren que en la casa ocurren cosas extrañas, que está habitada por espíritus, algunos buenos y otros no tanto, de hecho la mayoría no lo son tanto. Su comportamiento comienza a alterarse y a verse influido por la vida que han llevado el resto de habitantes. Hasta aquí, podría ser una peli de Serie B cualquiera, pero a medida que van pasando los minutos y los episodios, el espectador- a la vez que los nuevos inquilinos-, va descubriendo la cantidad de atrocidades que ocurren y que han ocurrido dentro de la casa y la espiral de perversión en la que ellos se están viendo inmersos. Nos sumergimos en una serie de historias paralelas, que se cruzan en la casa y al igual que la pareja, no somos capaces de identificar lo vivo de lo muerto, lo real de la alucinación quedamos enganchados al drama de los personajes y a la historia.
La serie es novedosa en su enfoque sobre lo que es el Mal, va más allá de los crímenes sangrientos pasando por la depravación sexual, la deshumanización, el aborto, las drogas, las violaciones, la pasión desorientada, la depresión… Imagínense lo más verdaderamente perverso que se le ocurra, que ahí está. Tampoco falta el invitado estrella a toda fiesta de terror, el Maligno… Esta vez, eso sí, es distinto. No hay nadie que vomite verde, que baje las escaleras contorsionándose o que hable en latín y ni falta que hace. Nunca aparece como tal, es un personaje únicamente nombrado, pero implícito. Lo que ocurre en la casa es consecuencia de la relación que a través de sus actos o como consecuencia de ellos, los personajes han tenido con lo diabólico, entendido como tal aquello y Aquél que pervierte la naturaleza de las cosas.
Se podría decir que el desencadenante de todo lo que ocurre en la casa son los abortos clandestinos que realizan sus primeros inquilinos, un médico y su mujer, así como su posterior intento de crear vida de lo que ya está muerto de un modo extremadamente monstruoso. No se trata de un Victor Frankenstein cualquiera, aquí las motivaciones del doctor son más humanas, reponer la pérdida de un hijo, lo cual lo hace más grotesco si cabe. A partir de ese momento, de violar de este modo tan consciente la Ley Natural, de pervertir la vida de modos tan atroces, todo lo que ocurre en la casa es angustioso y depravado; la personas cambian cuando entran, quedando atrapadas en un círculo del que no son capaces de salir. Sería interesante poder analizar inquilino por inquilino, situación por situación, realmente dan que pensar y desde luego mucho que temer.
Es una serie extremadamente violenta tanto por imagen como por contenido, no apta para espíritus sensibles, pero desde luego provocadora para quienes se quieren parar a pensar el porqué de las situaciones que vive cada personaje y para quienes gustan de este género de dudoso gusto; el terror.
Ya se está cociendo la segunda temporada, que parece también podremos ver en FX y Canal Cuatro, esta vez la historia transcurrirá en un manicomio y yo ya me debato entre la impaciencia y la inquietud.
María Smith