Aprovechando el tirón de la saga de Sherlock Holmes, dirigida por Guy Richie, la BBC ha preparado para la pequeña pantalla una miniserie de tres capítulos, siguiendo su línea habitual en la que prima la calidad de sus producciones por encima de la cantidad de episodios. Sin embargo, el éxito de la misma ha provocado que se rodasen otros tres capítulos más a pesar de que había serías dudas de que pudiera funcionar esta serie para la televisión. El nivel medio de los capítulos es bastante alto, aunque el primero de ellos que hace referencia a la novela de Arthur Conan Doyle, Estudio en escarlata, sobresale por encima de los demás.
En contraposición con lo positivo, nos parece que se han copiado muchos detalles de la última entrega cinematográfica de Richie como la banda sonora que es idéntica, la acción trepidante, el carácter juerguista de Watson o la excesiva importancia que se le da a Moriarty.
Por otra parte, al tratarse de episodios de 88 minutos, los realizadores (Steven Moffat y Mark Gatiss) consiguen no sólo explicarnos como el mítico detective desvela, de modo didáctico, un misterio mediante su capacidad deductiva, sino que permite que conozcamos aspectos de la personalidad de los protagonistas.
En este aspecto, percibimos que bebe de las fuentes de La vida privada de Sherlock Holmes de Billy Wilder en las que se muestran detalles que a continuación les iremos desmenuzando, así como las bondades del razonamiento deductivo y el método científico. La ciencia aparece como una religión para Sherlock por lo que no se atiende a otras dimensiones del ser humano.
Los realizadores, que tenían experiencia en la adaptación de textos de la literatura víctoriana, especulan sobre como sería esta inseparable pareja en el siglo XXI, incluyendo el uso de la tecnología, pero conservando la esencia de la forma de ser de ambos.
La personalidad de Holmes (Benedict Cumberbatch) es arrolladora. Estamos ante un superdotado, egocéntrico y con dificultades para empatizar y relacionarse con su entorno, pero que sabe apreciar el valor de la amistad, respondiendo lealmente cuando la situación lo requiere. No obstante, no es capaz de afrontar el día a día, pues necesita de emociones intelectualmente fuertes para disfrutar de la vida por lo que recurre a las drogas para mitigar el aburrimiento.
Watson (Martin Freeman) es mostrado como un médico veterano de la guerra de Afganistán, que tiene un blog en el que se desmenuzan las hazañas de su compañero al que le une un inquebrantable vínculo de amistad. Esta serie juega a crear equívocos, ya que muchos personajes secundarios interpretan que entre el detective y el médico existe una relación homosexual. Sherlock no le da importancia, mientras Watson siempre deja clara su virilidad y su atracción hacia las mujeres.
Víctor Alvarado
Víctor Alvarado es Maestro de Educación Primaria e Infantil y Licenciado en Psicopedagogía. Máster en Publicidad. Suficiencia Investigadora de doctorado de Psicología del Deporte. Estudios de Teología en el Instituto San Pablo. Cursos de radio y televisión en la Universidad Pontificia de Salamanca. Tiene una larga experiencia en educación. Dirige el programa de radio, Directo a las Estrellas, en Intereconomía (Castilla y León) y Radio Ya. Ha colaborado en Radio Inter y Esradio. Crítico de cine en Pantalla 90, Diario Ya y Páginas Digital. Es miembro del CEC.
Esta es su web: www.cineylibertad.com y, lleva más cerca de 10 años como bloguero de Cope, donde analiza el cine, los cómics y los libros desde una óptica antropológica y axiológica, atendiendo a todas las dimensiones del ser humano.