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Series TV – The fall: puro noir e intertextualidad

Todo sucede en Belfast, en la actualidad. Pese a la teórica superación del problema del IRA, la ciudad sigue plenamente balcanizada. La policía y sus corruptelas están especialmente sometidas al escrutinio de la prensa, de una población resistente que no siempre está abierta a las intrusiones del supuesto invasor en su vida diaria. En ese escenario límite horneado en la inseguridad y en la tensión que en cualquier momento se puede tornar en violencia, sucede este thriller psicológico que en su primera temporada no tiene más que cinco episodios de una hora de duración cada uno.

La trama es sencilla. Paul Spector es terapeuta familiar. Está casado con Sally Ann, una enfermera de cuidados intensivos especializada en neonatología. Tienen dos hijos. Liam, de cinco años, y Olivia, de siete. Paul lleva una vida familiar bastante estándar. Sin embargo, en la soledad de las noches, da espacio a su sociopatía y estrangula ritualmente a mujeres morenas, atractivas, profesionales independientes escogidas por internet con detenimiento y precisión. Es así como se convierte en un asesino en serie y en el objetivo de la agente Stella Gibson, una especialista en apresar a este tipo de criminales que parece haber renunciado a la vida personal para consagrarse a la caza de este tipo de depredadores. Toda la teleserie no será otra cosa que un pulso entre ambos personajes rodeado de un cierto fondo de corrupción policial y política que una y otra vez va influyendo en los acontecimientos, aunque quizás no tanto como en The Killing (2011-).

Los co-protagonistas, criminal y policía, son personajes complejos psicológicamente hablando. Spector se ha criado en instituciones de acogida porque es huérfano, tiene un pasado más bien desconocido del que se podrá ir tirando en próximas temporadas si es que las hay, desde hace tiempo ha estado luchando contra su fantasías sexuales con mujeres inconscientes, pero finalmente ha caído, no sin antes medirlo y prepararlo todo, con minuciosidad, sin fallos, con inteligencia, intentando tener en cuenta todos los imprevistos, incluso entrenando continuamente para poder afrontar las arduas exigencias atléticas de sus asesinatos. A pesar de todo, parece que, de algún modo, aunque sea remoto y enfermizo, quiere a su familia. La agente Gibson, también es una cazadora detallista, inteligente, calculadora, fría hasta la inquietud, observadora como el silencio, y, de igual modo que el asesino, tiene una sexualidad un tanto alternativa socialmente hablando. Parece admirar y, en cierto modo, quiere imitar en su conducta sexual, a las mujeres de la etnia china llamada Mosuo, cercana a la frontera con el Tíbet, que practica lo que los antropólogos llaman matrimonio esporádico y que en la posmodernidad podríamos describir como casual sex. Algo que, según afirma Gibson, no encaja en los esquemas patriarcales de nuestra sociedad cuando es practicado por mujeres. Pero a ella le da igual lo que piensen los demás. Ella observa y hace observar la ley. Consagra su vida a esa misión. Por la cual, entre otras cosas, se entrega a los cuidados de su cuerpo: nada todos los días, se preocupa por su aspecto físico, le saca punta a su figura, a su vestimenta, a su escote, así como a su rostro de una más que ostensible belleza. Y lo utiliza todo como herramienta de poder.

Ver esta teleserie es sin duda una experiencia intertextual. Por un lado, la caracterización del asesino recuerda bastante a la de Dexter (2006-2013), sobre todo físicamente. La principal diferencia está en que Dexter es un forense que busca descargar su psicopatía sobre asesinos, mientras que Spector es un terapeuta, aunque también lucha en un cierto modo por la justicia, ya que se enfrenta al machismo y los malos tratos de los barrios obreros de Belfast, sacrificando incluso su bienestar personal y el de su familia.  Por el otro lado, tenemos a la agente Stella Gibson, interpretada por una Gillian Anderson que nos transporta, en primer lugar, a Expediente X (1993-2002), donde era la agente Scully, cuyo parecido con la agente Stella es notable, y, en segundo lugar, a un personaje secundario de Hannibal (2013-), la Dra. Bedelia Du Maurier, psiquiatra del Dr. Lecter, el psicópata número uno . Es por esta complejidad intertextual que en The Fall (2013-) se agudiza la ambigüedad moral de los personajes. Spector es el terapeuta que era la Dra. Du Maurier, pero para la clase baja irlandesa, por el bien de la cual lucha, en ocasiones. La agente Scully ha perdido su pureza moral y ha pasado a ser una mujer liberada que guarda toda su empatía para el criminal y a la que sólo parece importarle, obsesivamente, atrapar al responsable de los asesinatos, mientras los hombres se emboban y muestran su flojera en derredor.

Una teleserie de puro género policíaco: el paisaje de malestar de nuestro mundo contemporáneo y una investigación que transcurre en el sfumato de la frontera entre bien y mal. Desde ahí, cada acontecimiento permite al espectador interrogarse sobre la licitud o no de cada gesto. Un placer garantizado para todos los aficionados al noir.

Jorge Martínez Lucena

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