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The Rain

Crítica

Público recomendado: +18

Llama la atención ver cómo, cada vez más, las series no sólo representan lo que hay, sino que se anticipan al futuro. Lo que está por venir adopta una forma simbólica en estos productos de consumo. Se nota que se trata de obras claramente culturales, muy en sintonía con el siglo. Este es el caso de The Rain (Netflix, 2018-2020), una serie de origen danés con tres temporadas de duración, cuyo éxito se basa en tres componentes muy claros: el formato narrativo, el tipo de personajes y la excesiva familiaridad del fenómeno que plantea con la situación que empezó a vivir la Humanidad desde el año 2020, justo cuando la serie se acabó. Aún y todo, la alerta principal es que, pese a que no es una serie especialmente bien ejecutada y cuya factura choca con el estilo americano, logra crear la suficiente tensión e interés como para mantener intrigado e interesado al espectador. Genera claramente un fenómeno de engagement.

El argumento trata de la propagación de un virus mortal a través de la lluvia. En esta distopia post-apocalíptica, con una trama científica de fondo, las coincidencias con las reacciones y fenómenos generados por una pandemia real son abundantes. En la serie, la gente reacciona con histerismo y desesperación ante la aparición inminente de una enfermedad que se contagia por el agua. Los recursos empiezan a agotarse y el mundo conocido se sume en el caos. Es muy poco probable poder escapar de la enfermedad. La desolación llega al norte de Europa. Localizada en Dinamarca y, por extensión, a toda Escandinavia, la mayor parte de la población acaba exterminada. Mientras la mayoría perece, dos jóvenes hermanos que fueron refugiados por sus padres en un búnker de una empresa de investigación, Apollon, logran sobrevivir. Pero tras seis años de vivir aislados, deciden salir a la superficie para buscar a algún superviviente. Y los encuentran.

Como jóvenes adaptados a una situación extrema, estos supervivientes empiezan a organizarse y defender su vida con las armas. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles. Alguien es el veneno y el antídoto a la vez. La aniquilación de la civilización les hace empezar casi de cero. Por eso, resulta interesante ver qué respuestas se plantean ante situaciones todavía no vividas en una Europa en decadencia. El ambiente oscuro, estilizado y severo del Norte sirve de escenario para plantear las rarezas de una guerra bacteriológica, con cambios en la conducta humana, y con reminiscencias del mundo anterior. Por otra parte, y como un rasgo característico de la serie, la actitud de sus protagonistas –más bien, hay un protagonista coral con matices- tiene un toque estético: actúan como si estuvieran viviendo una aventura que les ofrece la libertad total, el sueño de la anarquía, de habitar las ruinas de la civilización a su aire y de la “no obediencia” a ninguna instancia superior. Todo está por hacer y solo queda seguir los impulsos, las pasiones y quizá, atender a algo (una llama de humanidad) que quede de aquella conciencia que formaron entre papá y mamá en el Viejo Continente.

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