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Todas las criaturas grandes y pequeñas T.3

Crítica

Público recomendado: +7

La serie más positiva y con más valores del panorama internacional es, sin duda, Todas las criaturas grandes y pequeñas, con lo que nos disponemos a recomendar en este caso la tercera temporada. Estas historias se basan en las peripecias personales del veterinario, James Herriot, que escribió una serie de novelas, ambientadas en la Inglaterra rural de los años treinta y cuarenta.

Esta temporada de seis capítulos de cuarenta y cinco minutos de duración cuenta el noviazgo y el matrimonio de sus protagonistas, siguiendo las tradiciones propias del cristianismo (donde se hace honor a la frase detrás de un gran hombre hay una gran mujer o gran gestora en este caso), así como resalta la labor del veterinario que siente la llamada de la patria ante la declaración de guerra del nazismo. Sin embargo, su labor resulta imprescindible para poder resistir durante tiempo al enemigo porque debe vigilar el ganado para evitar una epidemia.

Este equipo de producción sigue cuidando hasta el más mínimo detalle, desde un vestuario realmente atractivo hasta la delicadeza y la elegancia con la que plantean las tramas sabiamente combinadas. Esta producto televisivo nos muestra una serie de situaciones cómicas al más puro estilo británico con una serie de escenas románticas de cierta enjundia sin que nada quede forzado para que todo fluya sin prisa, pero sin pausa, aprovechando los parajes naturales del lugar sin las banderas ideológicas propias de los últimos años y mostrando su amor y respeto hacia los animales.

Esta nueva temporada, profundiza sobre las razones por las que Siegfried, el jefe, es tan impertinente y cascarrabias en un claro guiño al valor de la acogida. Por otra parte, se hace referencia a películas sobre la doma del caballo como El hombre que susurraba a los caballos, Spirit o The rider. Otra escena de gran belleza es aquella en la que un niño descubre su vocación sanitaria gracias a la paciencia y el entusiasmo del mencionado veterinario.

En esta temporada, James Herriot, nuestro protagonista se enfrenta a un dilema moral como veterinario, pues sabe que sus decisiones sobre la detección de la tuberculosis en animales resultan fundamentales para salvar a seres humanos y proteger a los ciudadanos, pero pueden ser la ruina para un ganadero porque las ayudas tardan mucho en llegar. Finalmente, Mary, el ama de llaves, tiene varios minutos de gloria en varios capítulos  como secundaria de lujo por tener que tomar decisiones difíciles que permiten reflexionar sobre el valor de la reconciliación y  sobre la necesidad de ser perdonados para descargar nuestra conciencia.

Víctor Alvarado

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