Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

El lobo de Wall Street

El lobo de Wall Street 

Público recomendado: Adultos

El mismo Leonardo DiCaprio ha pedido perdón por todo lo malo que hace su personaje en esta película; tanto en las entrevistas realizadas para los medios, como al recoger el Globo de oro al mejor actor del año. Interpreta a Jordan Belfort, un corredor de Bolsa judío que se hizo millonario a través de operaciones fraudulentas y al que apodaron con el nombre de “el lobo”.

 

http://www.youtube.com/watch?v=5DcJRoyDx3s

 

El mundo de Wall Street comparte semejanzas con el de Hollywood, y es por muchos conocido el consejo que el propio DiCaprio le dio a Zac Efron al inicio de su carrera sobre “no jugar” con la cocaína…  Pero ¿es posible vivir dentro de Wall Street, o de la élite de Hollywood o del mercado del fútbol, con todo el dinero que mueven estos sectores, sin perder la ternura sobre uno mismo y sobre los demás? 

Con poco más de setenta años y en la recta final de una de las más destacadas carreras de la historia del cine, Martin Scorsese (Malas calles, Taxi Driver, Toro Salvaje, Uno de los nuestros, Gangs of New York, Infiltrados o Shutter Island; por citar algunas) dirige con gran maestría la vida de este “lobo” de Wall Street. La historia está basada en los libros The Wolf of Wall Street y Catching the Wolf of Wall Street, del propio Jordan Belfort. Ambos fabulosamente adaptados al cine por Terence Winter (Boardwalk Empire, Los Soprano). La película cuenta la vida de un joven broker de Wall Street que tras ser despedido de una gran empresa bursátil, termina en un mercado inferior vendiendo acciones de empresas a centavo. Al poco descubrirá que las comisiones de dicho mercado son muy altas y dedicará todo su talento a mover el dinero de otros para hacerse rico, sin contemplaciones éticas de ningún tipo. Vale la pena detenerse sobre los consejos que su primer mentor en Wall Street (Matthew McConaughey) le da en su primer día: este trabajo, con sus fluctuaciones, con sus tensiones y riesgos no se puede afrontar sin recurrir al sexo, al alcohol y a las drogas. La mente que tenemos (sigue diciéndole) no está hecha para todo esto. Es cierto que la explicitud en las imágenes e ideas de esta película la califican para mayores de 18 años, pero la madurez propia de “un adulto” es necesaria también para poder formular y verificar preguntas como esta: según lo que me cuentan ¿el dinero da la felicidad?, ¿el dinero me hace capaz de afrontar el drama que la vida lleva de por sí?, ¿sustituye el dinero al cuidado que requiere una esposa o unos hijos?, ¿es posible tener una vida sencilla y humilde sin sentirse frustrado y fracasado o tan solo el que tiene dinero se puede sentir satisfecho? Scorsese, como todos los grandes creadores, nos desafían con sus propuestas creativas a no ser espectadores pasivos. 

La parte técnica y artística de la película se pone al servicio de esta manada de lobos desenfrenados. Tras conseguir diversos reconocimientos la película opta a cuatro Premios Bafta (mejor director, actor, guión adaptado y montaje) y a cinco nominaciones recibidas para los Oscars: mejor película, mejor director, mejor guión adaptado, mejor actor protagonista y mejor actor de reparto, un siempre eficaz Jonah Hill. Además cuenta con un soberbio trabajo de montaje (Thelma Schoonmaker) y una banda sonora (Howard Shore) que completadas con una precisa selección de canciones nos transmiten un ritmo frenético en el que Scorsese mantiene el pulso narrativo sin dificultad a pesar de tener una duración algo excesiva (tres horas). 

La película con todos sus excesos nos plantea que la cultura del dinero (en este caso, el dinero fácil) lleva a lo soez y a lo obsceno. Y, que además, arrebata al sujeto el protagonismo necesario para afrontar la vida y no desperdiciarla huyendo… En este sentido, Scorsese ha conseguido transmitir que la cultura del dinero arruga al hombre y empequeñece su vida, aún contando con grandes mansiones y cuentas millonarias en paraísos fiscales. Y este es uno de los signos de la sociedad actual que el arte debe reflejar para poder mirarnos en él hoy y en un futuro. Sin embargo, la alternativa que podría ser la cultura de lo humano, del valor que se oculta en el trabajo gastado y sencillo de una vida humilde, de la satisfacción que brota de este otro tipo de vida más callada, no goza del mismo tiempo visual y por lo tanto no queda tan clara su importancia dentro de la película, decantándose por un regodeo en los excesos. Claro que, también podría verse, como el respeto que el director deja a cada espectador para que tome sus propias decisiones. En este sentido vale la pena prestar atención a la relación entre “el lobo” y un oficial del FBI que le investiga desde hace tiempo. 

En una sociedad en crisis, primeramente, quizás, por un sujeto fragmentado e incapaz de responsabilizarse; en una sociedad zombie llena de vínculos líquidos que no saben de fidelidad, no debería extrañarnos los excesos que muestran películas como esta, insisto, basada en hechos reales. Más allá de un relativismo donde todo vale, resulta interesante rastrear si “lo humano” se pierde del todo, si se difumina en medio de tanta bacanal y lujuria… ¿Pierde el hombre o la mujer que se arrastra por estos mundos de lobos toda posible ternura sobre sí mismos? Y más aún, incluso después de todo el exceso más gamberro de la historia junto, como si se le pudiera volcar a alguien encima todo a la vez, ¿puede todo ese “mal”, por el que el mismo DiCaprio pedía perdón al recoger un premio, extirpar del corazón humano el deseo que lo constituye como tal, que le hace “existir”? 

Existimos. Incluso tras los excesos, ¡existimos!

Carlos Aguilera Albesa 

Signis España

 

 

 

 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad