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Iron Man 3

Iron Man 3

Público recomendado: Jóvenes 

El éxito de la primera adaptación del cómic Iron Man en 2008 supuso el despegue de la editorial Marvel como productora independiente de cine. Sobre ese modelo forjaron su universo compartido de súper-héroes, culminando en el triunfo sin precedentes que supuso Los Vengadores. Iron Man 3 es la película que inaugura la “fase2” de Marvel, que tiene la difícil tarea de igualar o superar los excelentes resultados de las dos anteriores entregas. 

Iron Man 3 cuenta los problemas psicológicos que sufre Tony Stark desde los acontecimientos de Los Vengadores, y es entonces cuando surge la amenaza de un terrorista internacional conocido como El Mandarín, que pondrá a Stark en la situación de poder perder todo lo que tiene.    

Después de la anémica Iron Man 2, el reto de los talentos de Marvel era revitalizar la saga, y para ello le encargaron esta tercera entrega a Shane Black, guionista de la saga Arma Letal o El último Boy scout y director de la sugestiva Kiss kiss bang bang, donde ya coincidió con Robert Downey Jr.

El planteamiento argumental es muy interesante, con Tony Stark sufriendo ataques de ansiedad y pesadillas a raíz de lo vivido en Nueva York con el resto de Vengadores. Cada vez se refugia más en su rol de Iron Man y va perdiendo el contacto con la gente que le quiere. Paralelamente, se nos cuenta la trama de un villano que, a través de la tecnología, convierte a seres humanos con deficiencias físicas en perfectas armas de combate. Hay pues un reflejo argumental entre las dos líneas, cuyo fondo temático advierte sobre la deshumanización que acecha en un excesivo culto a la tecnología, y en el peligro de perder contacto con lo que nos hace humanos. Las heridas (ya sean físicas o psicológicas) y el miedo pueden convertir a las personas en máquinas: es curioso cómo se subraya que los villanos de la función comenzaron como personas puras y con ideales, y cómo las decepciones y el dolor les han llevado por la senda equivocada, algo que el mismo protagonista corre peligro de repetir. 

Cuando está a punto de perder lo más valioso de su vida, Stark empezará a recuperar su alma, y debe hacerlo desde su humanidad, sin ayuda de sus invenciones y armaduras que, como él  mismo reconoce, se han acabado convirtiendo en un caparazón en el que ocultarse. 

El problema reside en que estamos ante una película de Iron Man en la que el súper héroe como tal aparece escasos minutos. Quizás por el gran poder que ha adquirido Robert Downey Jr. en Marvel, la película es sobre todo el retrato de su viaje personal, pero falta ver al héroe en acción.

Por otro lado, el giro de guión que afecta a un personaje tan importante como El Mandarín (el enemigo principal de Iron Man en los comics, equivalente al Joker para Batman o a Lex Luthor para Superman) es un error ya que desaprovecha a un gran oponente y, de paso, a un actor como Ben Kingsley. 

La película es muy entretenida, tiene un sentido del ritmo muy medido (al contrario que la aburrida segunda entrega) y un humor muy refrescante, con diálogos muy conseguidos y un reparto magnífico. El fondo de lo que cuenta es humano y positivo, pero sus autores se han olvidado de que, sin perjuicio del desarrollo de personajes, debían ofrecer un gran espectáculo de acción (y Nolan ya demostró con su trilogía de Batman que es posible combinar ambos aspectos). 

Federico Alba

 

Ficha técnica:

Director: Shane Black.

USA, 2013

Intérpretes: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Ben Kingsley, Guy Pearce.

Género: Ciencia-ficción.

Duración: 130 minutos.

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