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Qué fue de Brad

Qué fue de Brad buena-muy buena

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

 El pasado 5 de enero, las salas de cine españolas acogían la comedia dramática Qué fue de Brad, dirigida por el californiano de 47 años, Mike White y que distribuye Vértice 360.

 El filme sigue los pasos de Brad Sloan. Es un tipo normal, con una familia normal, un trabajo normal y una casa normal. Su conciencia le reprocha continuamente no haber hecho nada de provecho. A tres años de cumplir los 50 entra en una crisis existencial ante un hecho inevitable: su hijo Troy se ha hecho mayor y ha de ayudarle a elegir universidad. En un viaje cómico, irónico y tierno, padre-hijo por las facultades de Boston, Brad constata que todos sus ex compañeros han triunfado y él… no. ¿Pero qué puede hacer a estas alturas para que el mundo no se pregunte qué fue de él?

El laureado guionista, Mike White, autor de Escuela de Rock (2003) o Nacho libre (2006), se atreve también con la interpretación y la dirección de cine con Qué fue de Brad, su segunda incursión en el largometraje, tras el débil drama El año del perro (2007), si bien ya había dirigido antes trabajos para la televisión como Iluminada (2011) o Pasadena (2001). En el caso que nos ocupa se centra en donde nadie quiere mirar si no es para hacer una gracieta y quedarse en eso. Porque, desgraciadamente, el tema de las crisis de edad en el cine se ha manejado con bastante frivolidad.

En Qué fue de Brad se pone el acento argumental en el eslogan “qué hubiera pasado sí”, que tiene su representación fílmica más acertada en la película Family man (Brett Ratner, 2000). Pero donde el cineasta estadounidense quiere llegar con esta cinta de crisis sobre la mediana edad es a aceptarse tal cual es uno, independientemente del éxito ajeno, principalmente de aquellos que fueron compañeros de andanzas del protagonista, por cierto interpretado impecablemente por Ben Stiller, seguramente en el mejor papel de toda su carrera.

A menudo nos quejamos de lo mal que nos va en la vida pero tampoco hacemos nada por enmendar esa situación. O nos dejamos impresionar por las apariencias sin conocer los entresijos personales de aquellos a quienes consideramos que les va mejor. En este sentido, la historia traza una revisión sobre nuestro pasado y pone negro sobre blanco que lo importante es valorarse a sí mismo. Valorar lo que tal vez no nos ha dado tiempo a hacer en otros contextos. Esa parte de la película resulta impecable.

Y no lo es menos el meollo que nace al albur de la relación que Sloan mantiene con su hijo, a saber, un joven fiel a su edad con quien experimenta otros momentos y otras situaciones que le hacen sentirse vivo de nuevo. Esa relación padre-hijo, tan estudiada en el cine contemporáneo, es otra de las grandes bazas del filme. Y lo que Mike White ha conseguido es el equilibrio entre quién soy en realidad y a quién pertenezco, es decir, entre las dos partes con contextualizan la comedia. A todo ello colabora, naturalmente, un espléndido reparto que da la medida necesaria para encarar el conflicto de manera serena en esta propuesta madura y responsable, incapaz de dejar indiferente al respetable.

José Luis Panero

@PALOMITERO

 

(Brad’s Status, Estados Unidos, 2017)

Dirección: Mike White

Guión: Mike White

Interpretación: Ben Stiller, Austin Abrams, Jenna Fischer, Luke Wilson, Jemaine Clement, Michael Sheen, Erin Agostino, Denisa Juhos, Pamela Figueiredo, Bruce Dawson, Nathaly Thibault, Shazi Raja, Larry Eudene, Meghan Gabruch, Richard Jutras, Dawn Ford, Xavier Pérez Grobet, Mike White

Duración: 101 min.

Género: Comedia

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