Crítica:

Público recomendado: Adultos

Elmo Nüganen (Tallin, 1962) es un director estonio que ha destacado por sus versiones para el cine de clásicos teatrales como Romeo y Julieta (1992) y Hamlet (1999) así como de grandes obras de la literatura como Crimen y Castigo (1999).

En esta cinta, que dura poco más de una hora y media, Nüganen toma un acontecimiento histórico -las grandes batallas de 1944 en el frente del Báltico entre los ejércitos de la URSS y el Tercer Reich- para mostrar la tragedia de los estonios que tuvieron que combatir en uno u otro bando forzados por las circunstancias o directamente enrolados a la fuerza. Así, el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial y el avance soviético sobre los territorios ocupados por Alemania sirve para situar el conflicto de las familias divididas y el enfrentamiento en el seno de una sociedad desgarrada por el conflicto.

Esta película recuerda el gusto europeo por las historias no contadas en torno a la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, en algunos aspectos -diálogos, silencios- recuerda a Viento del Este (1993), la película franco-suiza de Roberto Enrico que cuenta los avatares de los rusos que combatieron con uniforme alemán contra los soviéticos y buscaron refugio en Liechtenstein al terminar la guerra. En el caso de 1944, el destino de una Estonia invadida y ocupada por los soviéticos primero y los nazis después -los dos con sus escuadrones de la muerte, sus policías políticas, sus camiones y trenes con destino a los campos- revela el rostro de una Europa cuyo sufrimiento se prolongó más allá de 1945 y cuya historia fue largamente silenciada.

Admitamos que los personajes son algo planos y previsibles. Sin embargo, el tono épico de las batallas y las escenas de combates que reproducen la lucha entre campeones del mismo pueblo en distintos bandos merecen un elogio. Hay escenas muy conmovedoras -los soldados que avanzan y llegan a los lugares que conocen- y otras que hemos visto muchas veces en otro contexto -los comisarios políticos, los desertores- a las que Nüganen da el papel que merecen. Repite los iconos sin caer en los estereotipos.

Es una película muy interesante. El debate que abre supera la cuestión bélica para adentrarse en la tragedia histórica de los pueblos que padecieron la ocupación soviética, la nazi y, de nuevo, la soviética. La colaboración, la resistencia, la adaptación disconforme; la pregunta, en fin, sobre las distintas formas de afrontar la tiranía subyacen en una cinta que, bajo su apariencia de película de guerra abarca muchos temas y formula muchas preguntas.