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Batman v Superman: El amanecer de la justicia

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Llega una de las películas más esperadas del año, en medio de unas impresionantes cifras de taquilla y una cierta incomprensión y desdén por parte de la crítica. A pesar de provocar esta clásica división, Batman v Superman entrega lo que promete, y más.

Puede que el espectador menos versado sobre comics piense que este encuentro de los dos pesos pesados de la editorial DC es un engendro pergeñado por los directivos de Warner para poder competir con los Vengadores de Marvel. Nada más lejos de la realidad. Habiendo sido creados a finales de los años 30, Batman y Superman han compartido viñetas ocasionalmente desde 1940, la mayoría de veces como aliados, algunas como adversarios. Una de esas ocasiones se dio en el famoso cómic El regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller, obra seminal que sirve de inspiración principal para la película.

Y es que no estamos ante un enfrentamiento caprichoso. Superman y Batman representan dos modelos de súper héroe opuestos, las dos caras de la moneda del heroísmo: ambos son huérfanos, pero mientras Clark fue acogido por una familia que lo amó y lo educó para ayudar a los demás con su poder, la tragedia dejó a Bruce solo, creciendo con la idea de que debía tratar de imponer sentido a un mundo carente de él. A partir de esto, las diferencias externas entre ambos héroes. Como dice el guionista Chris Terrio, Batman es como Plutón, rey del inframundo, y Superman como Apolo, amo del cielo. Así, su enfrentamiento se convierte más en un inevitable choque de dos formas de ser y vivir, dos filosofías, dos visiones del mundo. Y quizás lo mejor de ello es cómo el guión resuelve el conflicto entre los dos, yendo a la profunda humanidad de ambos personajes, al nexo que los une, esa infancia herida.

El guión plantea otras interesantes cuestiones sobre el poder, la responsabilidad de los que lo ejercen y la percepción de la opinión pública sobre ellos. Diálogos inteligentes, escenas que reflejan acontecimientos de actualidad, y un villano, Lex Luthor, adaptado a nuestros tiempos, que manipula y azuza esa sensibilidad de la reacción inmediata, de la opinión de masas, en el mundo actual dominado por internet.

La película también aborda ambiciosamente la culminación de la alegoría cristológica planteada alrededor de la figura de Superman en El hombre de acero. La historia se plantea conscientemente como el combate entre ángeles y demonios, entre luz y oscuridad, la caída a lo profundo y la elevación a las alturas (ideas magníficamente expresadas visualmente por Zack Snyder).

Esta ambición temática, tratada con seriedad (incluso solemnidad) por un Zack Snyder que entiende a estos personajes como los modernos mitos y los trata con la reverencia debida, no es plato de gusto para muchos críticos que se han quejado de que la película no muestre el tono ligero, fresco y juvenil de las películas Marvel.

Pero lo cierto es que, al margen del tono, Batman v Superman no se queda atrás en ofrecer una vibrante aventura con impresionantes secuencias de acción (a destacar, al margen del enfrentamiento entre los dos héroes titulares, la presentación de Wonder Woman) y una trama entretenida, con un Ben Affleck que sorprendentemente ofrece un muy convincente Batman y, sobre todo, Bruce Wayne; Henry Cavill asentado como el perfecto Superman, y un reparto repleto de algunos de los mejores actores del cine actual.

En definitiva, un evento cinematográfico de primer nivel, cine comercial entretenido y bien elaborado, y a la vez ambicioso temáticamente. Una joya incomprendida.

 

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