Crítica:

Público recomendado: Adultos

Basada en la novela de los años ’50 escrita por Patricia Highsmith, Carol, presenta la historia de una mujer de clase alta (Cate Blanchett), que se siente atraída por Therese, una dependienta veinteañera de Macy’s. En esos momentos, aparte del gran tabú que las relaciones lesbianas suponían para la época, el personaje de Blanchett (Carol) está atrapado en un matrimonio en crisis y prácticamente inmersa en el proceso de divorcio. Therese, por su parte, se niega a comprometerse con Richard, un hombre que parece estar enamorada de ella y más que dispuesto a pasar por la vicaría. En una especie de huida de sus respectivas situaciones, las dos mujeres deciden realizar un viaje juntas en Navidad en el que puedan dar rienda suelta a su relación lo más discretamente posible.

Desde el punto de vista formal, la película resulta sublime, con una puesta en escena, ambientación, fotografía y banda sonora magníficos, pero no ocurre lo mismo en el aspecto dramático, donde demasiados detalles sobre la trama y los personajes se obvian y/o se dan por entendidos.

Por un lado, la premisa melodramática sobre la relación prohibida entre las dos mujeres no funciona del todo porque el surgimiento de la atracción entre ambas resulta un tanto inexplicable, basado esencialmente en un par de breves encuentros y juegos de miradas, sin diálogos consistentes que lo desplieguen. La historia de amor carece de la suficiente evidencia como para emocionar y empatizar con ella, aunque sí se muestra la causa del viaje de ambas y existe una escena explícita de sexo, nunca se desarrollan las verdaderas motivaciones personales de las protagonistas para dar ese giro a sus vidas. Los personajes masculinos, por su parte, son retratados de forma unidimensional y maniquea. Harge, el marido de Carol del que ni siquiera se conoce la profesión, representa al típico marido odioso, déspota e irracional; mientras que Richard es un joven mujeriego que asegura querer sentar la cabeza con Therese, pero del que la muchacha hace bien en no fiarse por lo primero.

Por otro lado, el principal conflicto de la película será  la lucha de Carol por la custodia de su hija y el impedimento que para ello supondría la exposición pública de sus relaciones íntimas, un elemento que no se desencadena hasta el último tercio del film, donde por fin surgen algunas sorpresas de espionaje o se desvelan del todo algunos datos sobre el pasado de Carol. En general, durante la película se echa de menos algo más de tensión, un poco de caos que permita a la historia y a los personajes a extenderse, que los convierta en más interesantes.

Dirigida por Todd Haynes, que ya trató el tema de la homosexualidad en esta misma época con el drama Lejos del cielo (2002), Carol, con 6 nominaciones a los Oscar se presenta, junto a La chica danesa (Tom Hooper, 2015), como una loable propuesta de defensa de la causa gay en un año en el que el matrimonio entre personas del mismo sexo ha sido legalizado en EE.UU. Sin duda cuenta con un estilo envidiable y dos estupendas intérpretes pero, al mismo tiempo, empañados por un resultado final que, por todo lo señalado anteriormente, deriva en un producto un tanto indiferente, inerte, que quizás haya sido ensalzado por la mera concurrencia histórica de los acontecimientos anteriores más que por su calidad como obra cinematográfica completa, redonda.