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Creed III

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +13

Tras la saga de Rocky Balboa, que finalmente fueron seis películas desde la oscarizada Rocky de 1976, en 2015 se decidió reinventar la saga con Creed, y aún continúa con la película que nos ocupa, Creed III. El film está dirigido, en este caso, por el actor principal, Michael B. Jordan, el primo y enemigo en Black Panther de Marvel, que introduce la cámara lenta, quizás como influencia del anime, y una cierta tendencia psicologista en su propuesta.

Antes de nada, vale la pena hacer una pequeña advertencia: aunque los patrones narrativos de estas películas se repitan, es decir, aunque puedan ser predecibles, son un producto que funciona: ofrece lo que promete y casi siempre portan un mensaje inspirador valioso. Ya les adelanto que la nueva saga, “la renovada”, deja atrás la presencia religiosa que mostraba Rocky; pedirle a un sacerdote una bendición antes de boxear o rezar en el cuadrilátero. Pero no solo desaparece el referente religioso, sino que también desaparece el propio Rocky; y ésta es la gran novedad de esta tercera entrega.

En Creed I y II, Rocky Balboa es un personaje vital para el desarrollo del protagonista y aportaba ese valor referencial de la experiencia y la tradición. Ahora, ni Dios, ni tradición. Aún así, la película cumple su función de forma notable y resulta un digno producto de entretenimiento. Por supuesto, mantiene la violencia explícita e incorpora nuevos movimientos de cámara sobre todo en el ring: cámara lenta y ciertas influencias del anime; este sello del nuevo director genera una atmósfera entre onírica y psicologista, que recoge visualmente las tendencias modernas de gestión emocional y construcción de la identidad; esas que se centran tanto en el “yo” y en el “presente” que pecan de falta de referentes, como Dios o la tradición.

Es justo decir que el modelo de familia que se muestra, aunque sola (también sin amigos), se acerca a una familia cotidiana que afronta dificultades cotidianas: problemas de comunicación, heridas de la infancia que afectan en la etapa adulta o cómo en la educación de los niños es vital el ejemplo de los padres. Sobresaliente, por otro lado, mantener el tema de la discapacidad auditiva, que ya estaba presente en la original Rocky de 1976, con Mickey Goldmill. Todo apunta a que estará muy presente en las próximas entregas de esta saga. La discapacidad en una historia siempre derrumba cualquier pretensión de “autosuficiencia” (el protagonista parece un superhéroe), y nos acerca a una actitud más humilde y sencilla ante la vida.

En cuanto a la ausencia de Rocky, no aparece ni se le nombra, es bueno aclarar que Sylvester Stallone ha declarado su molestia y disconformidad con la trayectoria que está tomando la saga; parece ser que Stallone vendió hace tiempo los derechos y, por lo tanto, ha perdido el control y rumbo de sus personajes.

Toda película de boxeo es, potencialmente, una reflexión sobre la vida. Es muy frecuente hacer una similitud entre el ring y la vida, entre los golpes y los reveses de la vida; una enfermedad, la pérdida de un ser querido, la vejez… o, como es el caso que nos ocupa, una herida de la infancia. De hecho, en el inicio de esta saga, con la película Creed I, se entremezclan tanto la lucha del entrenamiento que hace el joven Adonis, como la lucha tan feroz que hace Rocky con el cáncer. Muy inspiradora la frase esa de: “Si lucho yo, luchas tú”; porque Rocky no quería pasar por la quimioterapia. En el caso de Creed III, resulta valioso el espacio que se deja en la segunda parte para “el perdón” y la sanación de heridas del pasado. Gran trabajo el de Jonathan Majors, un interesante antagonista con mucho talento.

En resumen, estamos ante la tercera entrega de la saga renovada de Rocky Balboa, la cual destaca por la ausencia de referentes (ni Dios, ni tradición) y por un aumento de la fuerza femenina, que estará muy presente también en las próximas entregas. Una película violenta, no apta para menores, aunque la hija del protagonista bien que presencia varios combates. También se añora la mítica banda sonora de Rocky, que todos tenemos dentro de nuestra memoria emocional.

Si gustan de una experiencia de combate audiovisual, con su violencia explícita y sus moralejas inspiradoras, tienen disponibles las películas anteriores, incluidas las de Rocky Balboa, en Amazon Prime, que las posee desde su adquisición de la empresa MGM en marzo de 2022. Como dice Robert McKee, a sus más de ochenta años, aún me inspiran los héroes de las películas de acción, porque vivir la vejez es una aventura muy dura propia de grandes héroes.

Carlos Aguilera Albesa

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