Crítica
Público recomendado: + 18
La historia de dos personas solitarias que se encuentran por casualidad en la noche de Helsinki e intentan encontrar el primer, único y último amor de sus vidas. Su camino hacia esta honrosa meta se ve empañado por el alcoholismo del hombre, números de teléfono perdidos y la tendencia general de la vida a poner obstáculos en el camino de quienes buscan su felicidad.
Aki Kaurismaki fascina por su ironía, simplicidad y universalidad de sus personajes. No son una mujer y un hombre de Helsinki, sino cualquier persona agotada por la monotonía y la soledad de sus vidas. Lo hace también en Fallen Leaves, presentada en el 71 Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF 71).
El universo de color, de luz, de minimalismo, de anticipar sonidos sin que veamos las escenas, y otros muchos detalles para sorprendernos y llevarnos de la mano a su personal modo de ver la vida. Una marca fílmica de la casa Kaurismaki que encanta cuando retrata la vida cotidiana, la de todos los días. Los códigos cromáticos calientes o fríos según el momento y el personaje, los guiños de amor al cine, las elipsis, el retrato del mundo del trabajo obrero y del alma humana sin meterse en jardines, esencialista.
Fallen Leaves es una historia de amor llena de anhelos y emoción, una historia de amor grandiosa e ingenua, llena de ternura.
Envuelven las escenas las versiones finlandesas de canciones de los 70 y 80, la ingenuidad de los karaokes, que se entremezclan con los móviles de finales de los 90 y 2000, en un intento genial de descontextualizar el momento. En el Festival de Cannes recibió el Premio del Jurado y el tercer premio de FIPRESCI.
María Molina
https://www.youtube.com/watch?v=AI3IASNvKeQ