Crítica
Público recomendado: +18
El famoso director francés Robert Guédiguian, considerado habitualmente el Ken Loach galo por su cine social de izquierdas, nunca pierde su mirada humanista y esperanzada, aunque en esta ocasión nos lo pone difícil. Sylvie (interpretada ¡cómo no! por Ariane Ascaride) es una mujer madura que trabaja como limpiadora. Su primer marido, Daniel (Gérard Meylan) lleva veinte años en la cárcel, y ella ha reconstruido su vida con Richard (Jean-Pierre Darroussin). Con el primero tuvo una hija, Mathilda (Anaïs Demoustier), que acaba de dar a luz una preciosa bebé, llamada Gloria. Con Richard tuvo otra hija, Aurore (Lola Naymark) que es egoísta, amoral, clasista y xenófoba. El nacimiento de Gloria es un acontecimiento feliz, lleno de promesas buenas y alegría. Pero la situación laboral de todos –menos de Aurora y su cínico marido- se viene abajo por diversas circunstancias fatales, y la familia feliz parece abocada a la desesperación.
Una de las películas más fatalistas de Guédiguian, pero también una de las más cercanas a la esperanza cristiana. La presencia llamativa de crucifijos en la película, presidiendo habitaciones de personajes nada religiosos en apariencia, son una metáfora del sacrificio de uno de los personajes, que “va a cargar con los pecados” de los demás para devolver la esperanza a sus vidas. Así, frente a un sistema económico deshumanizado, Guédiguian encuentra en el sacrificio amoroso de un individuo la única razón para seguir creyendo en el hombre.
Por otra parte, el cineasta francés ofrece una mirada generacional muy dura: si la generación de los mayores, Sylvie y sus dos maridos, son personas íntegras, morales, leales y trabajadoras; la generación de sus hijos es hedonista, amoral, infiel y egoísta. Y Gloria, la tercera generación, es la gran esperanza: pocos arranques cinematográficos, como el nacimiento de Gloria en este, tienen tanta fuerza emocional y trascendente. En el final del film, vuelve a sonar la misma partitura, cerrando el ciclo de la vida, el renacer tras la muerte. Una gran película, no apta para todos los estómagos.