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La favorita

Caratula de "La favorita"

Crítica

 Tan rotunda como visualmente brillante en escenarios preciosistas es La favorita, última película del realizador griego Yorgos Lanthimos (El sacrificio de un ciervo sagrado, Langosta, Canino…), donde las intrigas y maniobras palaciegas nos transportan al siglo XVIII en la corte de la reina Ana Estuardo, primera soberana británica, por cuyo favor pujan Sara Churchill, duquesa de Marlborough (Rachel Weisz: Mi prima Rachel, Langosta, La juventud…) y Abigail Masham (Emma Stone: Popstar, Birdman, Movie 43...), prima de la anterior.

Con guion de Deborah Davis y Tony McNamara, una estilizada y vigorosa fotografía de Robbie Ryan y una banda sonora inquietante por momentos que se aleja de las melodías barrocas el uso, Lanthimos nos introduce en el palacio de la reina, donde se desarrolla gran parte de la acción. Cada plano está embutido de veracidad lacerante, incluso en las situaciones más crueles. Así, la escenografía rezuma cuidado en cada detalle, aspecto en buena medida natural al modo inglés de acercarse minuciosamente a retazos de su historia.

La reina Ana, interpretada magistralmente por Olivia Coleman (Langosta, Locke, El cuento número trece…) —por el que recibió el premio a Mejor Actriz en el último festival de Venecia—, es una mujer débil que ha sobrevivido a la muerte de sus 17 hijos a los que intenta recordar con los 17 conejos que circulan por su estancia y a los que dedica gran parte de sus desvelos. Enferma y aquejada de gota tiene que gobernar en el momento en el que una parte de los nobles británicos quieren firmar la paz con Francia, mientras que otra se afana en seguir con la contienda. En este sector se encuentra la duquesa de Marlborough, Sara Churchill (uno de sus descendientes será Winston Churchill) en quien la reina ha delegado el poder de hacer y deshacer en la corte, al tiempo que satisface su lesbianismo con ella. En esto y en cuestiones de gobierno y placer le saldrá una competidora: Abigail.

La caracterización de los hombres de palacio es convincente, por supuesto en sus atuendos, pelucones y maquillajes, que subrayan de coloretes rojizos sus rostros. Lo observamos en Robert Harley (Nicholas Hoult: Equals, Furia de titanes, Mad Max: Furia en la carretera…), líder de los conservadores británicos, “tories”, o en Samuel Masham (Joe Alwyn: Billy Lynn, El sentido de un final, María, reina de Escocia…), el que luego será el esposo de Abigail.

Con una trayectoria brillante hacia distintos premios (ya recibió el antedicho a Coleman junto con el premio del Jurado de Venecia) se postula como una firme candidata para los Globos de Oro; no así en los Oscar, cuyo representante del Reino Unido a mejor película extranjera será I Am Not a Witch.

Aunque La favorita tiene parte de ficción no por ello debe ser desechado su visionado: todo lo contrario. Es un ejercicio deslumbrante de buen cine en fondo y forma. Lanthimos nos regala un filme con secuencias circulares rodadas con “ojo de pez” en las estancias palaciegas y unos travelling (desplazamientos de cámara) que nos deslumbran por los encuadres, la calidad del color y otros muchos recursos.

En lugares tan preciosistas, convive este derroche visual con las ambiciones y mezquindades humanas (la escena del hombre desnudo con peluca esquivando los tomates de varios lanzadores es solo una muestra) que, impulsadas por el miedo, persiguen un poder que, a la postre, solo es prerrogativa de una reina débil, pero al fin y al cabo reina.

 

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