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Palmeras en la nieve

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes y adultos

La película empieza deslumbrando al espectador con unas fotografías hermosísimas del gélido valle de Pasolobino, en el lado este del Pirineo aragonés, alternándose con la belleza exótica de la isla de Fernando Poo, en la Guinea Española.

Estamos en 1953, los años que precedieron a las turbulentas revueltas por la independencia que culminaron en octubre de 1968 con la elección de Macías Nguema como primer presidente de la República independiente de Guinea Ecuatorial. Cincuenta años más tarde, en 2003, Clarence Rabaltué llega a Pasolobino donde su padre, Jacobo Rabaltué acaba de fallecer. Buscando entre viejos papeles, encuentra cartas que hablan de una misteriosa vieja historia de su tío Kilian –que actualmente padece Alzheimer– cuando los dos hermanos y el padre de ambos, Antón Rabaltué, eran capataces en una plantación de cacao en la finca Sampaka. Clarence decide viajar a Bioko para desentrañar el misterio, pero los recelos y el contraste entre las dos culturas no se lo van a poner fácil. De tal manera que la historia va a transcurrir en dos tiempos con numerosos flash-back, en la época actual y desde 1953 hasta la expulsión de los españoles de Guinea, a finales de los años 60.

Al principio, la historia de amor de Kilian y Bisila, enmarcada en acontecimientos históricos reales y no tan lejanos de nosotros, aparece como muy sugestiva, pero pronto deriva en un auténtico melodrama. La trama argumental es muy floja y la película es excesivamente larga, tal vez por el deseo de ajustarse a la obra literaria, pero las descripciones y digresiones, que en el texto escrito puede ser un recurso aceptable, en una obra cinematográfica acaban convirtiéndose en una sucesión de escenas superfluas cuando no reiterativas.  Aunque es verdad que no llega a aburrir en ningún momento, las casi tres horas cansan porque no consigue conectar con el espectador. También los diálogos resultan a menudo impostados, más propios de un viejo folletín que de un lenguaje oral más ágil y cercano. En general, el trabajo interpretativo es irregular, pero merece destacarse a Macarena García, que lleva a cabo una gran labor como Julia, enamorada desde niña del libertino Jacobo.

Ahora bien, en la parte técnica la película destaca en todos los aspectos. La música es excelente, como es extraordinario el trabajo fotográfico. Es espléndido el diseño de producción, que nos traslada perfectamente al ambiente de esa época en la colonia española, gracias también a un vestuario acertado. Sin embargo, a pesar de su belleza y de la innegable calidad técnica, Palmeras en la nieve no es la gran película que cabía esperar. Aunque seguro no defraudará al público amante de historias románticas almibaradas y sensibleras.

 

 

 

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