Crítica
Público recomendado: Todos
Mariann, una niña con una gran imaginación descubre y se queda prendida de Teddy, un osito de peluche que se exhibe en una caseta de feria y que, ante sus ojos, tiene vida. La niña está tan emocionada que busca la manera de ganar a Teddy y cuando habla a sus padres del osito que tiene vida, tendrá una discusión con el padre, que está cansado de las disparatadas imaginaciones de su hija. A pesar de todo, Mariann vuelve a la feria, Teddy ya no está, lo ha ganado un hombre que vestía una gabardina verde y sombrero. La niña lo busca y entra en su casa para hacerse con Teddy, pero todo es una equivocación y acaba rompiendo el regalo de otra niña. El padre de la casa usurpada se presentará ante los padres de Mariann para reprocharles el comportamiento de su hija.
La verdad es que todo es un poco embrolloso en este cuento de Navidad que además desarrolla otra historia del osito Teddy con un puercoespín hiperactivo encaprichado con los abrazos, y a quien le gusta bailar y cantar en un ambiente de luces rojas que no deja de ser un poco extraño.
A pesar de estos momentos más exóticos, se trata de una historia familiar navideña tierna, que gustará a los más pequeños. El cuento transmite la importancia de la familia y el perdón, pero la Navidad se ve reducida a regalos, adornos y luces de colores. Los abuelos -a pesar de la actuación estelar del abuelo- son bastante irrelevantes en la casa; la abuela tiene tan poco peso que llama la atención.
La directora, Andrea Eckerbom, ya dirigió una cinta sobre las mismas fiestas, La navidad olvidada (2019) y además, ha sido directora de castings de varias producciones europeas importantes, como La ola (Dennis Gansel, 2015), Kon-Tiki (Joachim Rønning, y Espen Sandberg, 2012), Headhunters (Morten Tyldum, 2011)
Es de resaltar la animación de los peluches, que resulta muy viva y creíble. La dirección de arte, los vestuarios, la fotografía logran crear una estética navideña colorida y alegre.
La película gustará a los más pequeños, pero se echa de menos algún aspecto de la maravillosa trascendencia de estas fiestas que conmemoran la natividad del niño Dios. Teddy, la magia de la Navidad es un cine comercial familiar bienintencionado. El propio título sintetiza bien su intrascendencia, la magia de la Navidad se reduce a Teddy, un osito de peluche achuchable.
Javier Figuero