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Una segunda oportunidad

Caratula de "Una segunda oportunidad" (2015) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

El cine mira con especial cariño la fortaleza de la madre ante la desgracia, el amor visceral, irracional casi, de la mujer con respecto a sus hijos.

Por eso, cintas como Una segunda oportunidad, de la directora danesa Susanne Bier, son narraciones especialmente estimulantes pues proponen una historia donde ese amor incondicional lo siente un hombre.

Un padre enfrentado con una inesperada tragedia familiar toma una decisión desesperada que cambiará su vida para siempre. Con un lenguaje narrativo sorprendente y unas interpretaciones portentosas, Bier logra ahondar en la cruda realidad de dos familias que tienen un preciadísimo don que les es arrebatado de una manera u otra. Para ello, no escatima en escenas crudas aunque no especialmente enfáticas, a la hora de poner sobre la mesa los hechos que convierten prácticamente este drama familiar en un thriller psicológico. A ello se añade esa atmósfera propia del cine nórdico, que tiende a lo claustrofóbico, pese a que la poderosa fotografía de Michael Snyman contribuye a dar un tono luminoso a las escenas más lúdicas, y angustioso a las más horribles. Con todo y con eso, estamos ante una cinta ciertamente cruda que pone a sus personajes al límite mismo de sus posibilidades planteando la eterna pregunta: ¿todos tenemos derecho a una segunda oportunidad?

Mención aparte merece destacarse la interpretación de Nikolaj Coster-Waldau que más allá de ser la cara bonita de Juego de Tronos, demuestra ser un actor intenso capaz de llevar sobre sí todo el pese protagónico de una película llena de emoción y de escenas de gran intensidad construyendo un personaje que es todo dolor y remordimientos.

Por todo ello, el Jurado Internacional de SIGNIS (Asociación Católica Mundial para la Comunicación) otorgó en la 62 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián su premio SIGNIS a la cinta danesa, destacando en su justificación que se trata de “una parábola sobre la vida que nos invita a mirar sin prejuicios y con esperanza el modo en que cada uno ejerce su libertad”.

 

 

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