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Vacaciones en el infierno

Vacaciones en el infierno

Público recomendado: Adultos

Mel Gibson protagoniza, produce y co-escribe el guión de esta película con Adrian Grunberg, que además la dirige. Grunberg hasta ahora sólo había estado al frente de la segunda unidad de muchas producciones importantes e incluso había sido ayudante de dirección, como en el caso de Apocalypto, del mismo Gibson.

Rodada entre California y México, esta película de género carcelario cuenta lo que le ocurre a un delincuente norteamericano (Mel Gibson), de nombre siempre falso, que ha robado un banco y que es detenido tras una persecución en la frontera. El coche cae del lado mejicano, y los policías corruptos se quedan con el botín y encierran al atracador en una cárcel espectacular conocida como “El pueblito”. En realidad es un pueblo fortificado, con sus tiendas, negocios ilegales, prostitución, mafias, tráfico de drogas, calles y automóviles. La policía se limita a controlar desde las torres quién entra y quién sale. Al frente del pueblito están dos hermanos presidiarios, que manejan la mafia, Vázquez y Javi (Giménez Cacho). Este último necesita urgentemente un trasplante de hígado, y ha decidido arrebatárselo a un niño del pueblito, que tiene “compatibilidad” probada, ya que a su padre le mató Javi para arrebatarle el hígado hace años. Nuestro protagonista va a tratar de salvar al niño y a su joven madre de los planes letales de Javi y su hermano.

Lo primero que exige esta película es dar por buenas las infinitas inverosimilitudes que encontramos en su desarrollo. Ellas se podrían aceptar como licencias del género de acción, más que del thriller. Como todas las cintas que produce y protagoniza Mel Gibson, esta también conduce inexorablemente al lucimiento de la estrella, su destreza, inteligencia, su fuerza y sus primeros planos de estudiada ternura. Si el espectador es capaz de dar por buena esta segunda impostura, se encontrará con una historia rodada con fuerza, sumamente sórdida, muy moderna de montaje, y sin duda muy mejicana, no sólo por el idioma, sino por esa inmersión en el infierno en el que la vida no vale nada que ya retrató con maestría Iñárritu en Amores Perros. Bajo la tópica premisa narrativa del “hombre duro que esconde un corazón romántico” se esconde un planteamiento en el que el espectador se ve inducido a empatizar con un impresentable delincuente, que más que redimirse consigue vivir en paz, lo cual es una extraña moraleja bastante cínica.

En fin una película bien resuelta en la puesta en escena, pero enormemente tópica en sus planteamientos; muy ágil, pero para estómagos endurecidos, como cualquier proyecto del hiperviolento Gibson; bastante floja en cuanto a planteamientos ideales y antropológicos.

Juan Orellana

 

Ficha técnica:

Título original: Get the gringo

Dirección: Adrian Grunberg

 USA, 2012

 Duración: 96 min

Género: Acción, thriller

 Interpretación: Mel Gibson (Driver), Daniel Giménez Cacho (Javi), Jesús Ochoa (Caracas), Roberto Sosa (Carnal), Dean Norris (Bill), Peter Stormare (Frank), Fernando Becerril (alcaide), Bob Gunton (Sr. Kaufmann), Scott Cohen (abogado), Kevin Hernandez (chico), Sofía Sisniega, Dolores Heredia (madre del chico), Patrick Bauchau (cirujano).

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