Crítica:
Público recomendado: Adultos
Dirigido por Roberto Andó, Toni Servillo, gran actor italiano y protagonista de la recientemente oscarizada La gran belleza (Paolo Sorrentino, 2013) regresa a nuestras pantallas con una película en la que interpreta no a uno, sino a dos personajes.
Servillo es Enrico Oliveri, el líder de izquierdas de la oposición italiana que no deja de bajar puestos en las encuestas y que ha perdido también el respeto interno de los miembros de su partido. En lugar de enfrentarse a sus problemas, Enrico decide huir a París y se refugia en casa de una antigua novia, Danielle (Valeria Bruni Tedeschi), a la que conoció en Cannes cuando era joven y que ahora está casada con un célebre cineasta y tiene una niña. En Roma, Andrea (Valerio Mastandrea) –asistente de Enrico- no sabe cómo resolver la desaparición de su jefe sin levantar sospechas sobre la crisis personal que está atravesando. Finalmente, Andrea descubre la existencia del gemelo de Enrico, Giovanni Ernani (también Servillo), un extravagante profesor de filosofía que ha pasado la mayor parte de su vida en una clínica psiquiátrica, y le pide que actúe como sustituto de su hermano durante su ausencia. Lo que parece ser una medida desesperada y algo insensata se convierte en un éxito rotundo: Giovanni se expresa libremente y su honestidad y transparencia convence a la ciudadanía, al partido y a los medios.
A pesar del estupendo trabajo actoral de Servillo, que es capaz de representar la personalidad de dos hombres muy diferentes, el principal punto débil de la película se encuentra en la falta de profundidad en el desarrollo de ambos personajes. No se aprovecha la crisis sufrida por el líder político para convertirlo en un momento de búsqueda y reflexión personal, no se indaga en los verdaderos motivos que le han llevado a huir de su realidad ni en la manera de superarlos. Por otro lado, tampoco se desarrolla demasiado la figura de Giovanni ni se explica el conflicto que se generó entre los hermanos en el pasado y que es mencionado varias veces.
Basada en el libro escrito por Andò en 2012, Viva la libertad supone una crítica sutil en torno al evidente fracaso que ha resultado ser el sistema democrático italiano y el occidental en general. Sin duda, el verdadero encanto de la historia se encuentra en el irónico triunfo de Giovanni. Por supuesto, el “filosofo loco” es el único que ha podido dar un vuelco a la situación porque es también el único que se atreve a hacer lo que ningún otro candidato haría: abandonar los eufemismos y demás artificios políticos y acercarse verdaderamente a las demandas de los votantes (“la única alianza posible es con la conciencia del pueblo”). Se trata de un mensaje esperanzador y utópico lanzado en el momento oportuno, cuando personas de todo el mundo se sienten agotadas, frustradas y crispadas ante la prolongada crisis económica, social y política que vivimos.