Público recomendado: Adultos
El reencuentro de dos hermanas separadas por el tiempo, la distancia y las circunstancias sirve a Pedro Pérez Rosado como eje centra de una buena película: Wilaya (2012). Pérez Rosado vuelve a uno de sus temas más queridos: la causa saharaui, su justicia y el olvido en que está sumida. Sin embargo, el espectador debe descartar toda idea de cine protesta que tanto tiene de la segunda y tan poco del primero. En este caso, hay sin duda un trasfondo reivindicativo (el conflicto con Marruecos, la pobreza, la discriminación de las mujeres) pero no es lo más importante. Al contrario, sirve como marco de la relación de Fatimetu (Nadhira Mohamed) y Hayat (Memona Mohamed), que plantea debates tan profundos como el ansia de superación, el amor y el compromiso.
Wilaya me ha gustado más que Cuentos de la guerra saharaui porque es menos esperable y más cercana. En esos personajes estamos nosotros. Esas miradas son de algún modo las nuestras. Esas preguntas nos las hemos formulado todos aunque no vivamos en un campamento de refugiados. Pérez-Rosado no se regodea en el dolor de los saharauis ni en los tópicos facilones de actores de pancarta. La fotografía es preciosa. Presten atención a la plasticidad del té sobre la duna y al jeep solitario por el desierto infinito.
Esta película es sobria. Sabe llevar los silencios y se parece –a veces- más a un documental que a una ficción. Se lo debe todo a los actores y a los diálogos. La música está bien escogida. En el fondo, hay todo un debate antropológico sobre la felicidad, la vida y el futuro.
Me ha gustado mucho.
Ricardo Ruiz de la Serna
Ficha técnica:
(España, 2012)
Dirección: Pedro Pérez Rosado
Interpretación: de Nadhira Mohamed, Memona Mohamed
Duración: 97 min.
Género: Drama