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Zipi y Zape y la isla del capitán

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

A estas alturas no es ningún secreto que Zipi y Zape y la isla del capitán no se parezca en nada al original del tebeo.

Al contrario que las aproximaciones al universo de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape no han servido más que de excusa para organizar una espectacular universo de acción y aventuras completamente heredado del cine de los ochenta pero que nada tiene que ver que el original. Hay a quien esto le molesta, lo entiendo, pero en el fondo no importa demasiado. Así, el film de Oskar Santos poco o nada tiene que ver con el cómic de José Escobar más allá de utilizar el nombre de sus personajes no hay nada más que se parezca a aquellas historietas de dos niños traviesos que llevaban de cabeza a sus padres.

Zipi y Zape y la isla del capitán está dirigida, como la anterior entregar, por Oskar Santos, un director forjado en el cortometraje y la televisión que dio el salto a la gran pantalla con la muy interesante El mal ajeno. Con la llegada de Zipi y Zape y el club de la canica, Santos se enfrentaba a la difícil tarea –autoimpuesta- de obviar a los personajes originales para ofrecer un nuevo universo atractivo y entretenido para las nuevas generaciones. Puede que tuviera razón porque a buen seguro pocos jóvenes sabrán quien es Zipi o Zape eso sí, a cambio Santos promete ofrecerles un divertimento similar al que marcó a su generación, la de los ochenta. Tiene sentido, al fin y al cabo son los padres de hoy los niños del pasado, y los encargados en pagar la entradas de sus hijos.

Todo esto no es ningún secreto, no hace falta más que echarle un vistazo al cartel de la película, una copia al milímetro de los legendarios afiches de Drew Struzan, responsable de las características portadas “dibujadas” de películas como Los Goonies, Regreso al futuro o Indiana Jones. A partir de aquí todo es un producto de inspiración ochentera sazonado por clásicos del relato de aventuras como Peter Pan o Julio Verne.

El resultado final, sin ser ninguna obra maestra y lejos de mostrarse como la mejor película de aventuras del momento es probablemente la única que lo hace con dignidad y respeto (obviando quizá la serie de televisión Stranger Things) y lo que es más importante, todo esto dentro de la cinematografía española. Puede que a los más mayores Zipi y Zape y la isla del capitán les resulte un poco aburrida, previsible y falta de auténtico sentido del espectáculo pero créanme, para un niño de diez años será una auténtica experiencia y esto, ahora, es lo que vale.

 

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