Crítica

Público recomendado: +12

A tiempo completo (Eric Gravel, 2021) nos presenta la vida de Julie, una madre de dos hijos que está separada y hace lo imposible para compatibilizar ser madre y trabajar. A todo el trajín diario que supone esto, la situación se complica todavía más con una huelga de trenes en París, que hace imposible que Julie pueda llegar a tiempo tanto al trabajo como a su casa a cuidar de sus hijos por la noche. Como la vida de muchas personas que se encuentran en situaciones similares a de la protagonista, Eric Gravel homenajea a esas «madre coraje» en la gran pantalla.

 Estos nueve días que vemos en la película bien podrían ser los de cualquier vecina nuestra o quizá los de uno mismo. Una sucesión de acontecimientos, a cuál más desgraciado, que pueden llevar al borde del colapso a cualquiera. Julie, interpretada por la actriz Laure Calamy, vive en una angustia creciente y desbordante que se transmite al espectador. De forma inevitable, este drama nos invita a reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad y las exigencias a las que se la somete. Incluso una mujer casada que cuenta con el apoyo de su marido puede verse reflejada en esa madre que siente que no cumple ni en su trabajo ni como madre, porque el ritmo de vida en el que estamos envueltos no nos permite parar a reflexionar ni tomar conciencia del sentido mismo de la propia existencia.

 La calidad del filme, que hace que no caiga en la categoría de película de sobremesa, parte de la interpretación de Laure Calamy, que logra conectar con el espectador y hacerle meterse en la piel de esa mujer insatisfecha con su vida, que vive corriendo de un lado a otro, que no llega a fin de mes, pero que, sobre todo, quiere hacerlo todo bien y mejorar su vida. A esto hay que sumar la fuerza de la música —compuesta por Irène Drésel— que acompaña a Julie en todo momento y que intensifica la angustia y desolación interior que vive nuestra protagonista.

 En definitiva, una película que impacta por la crudeza de la realidad que representa, pero que no deja al espectador sin un motivo para la esperanza.