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Ayla, la hija de la guerra

Caratula de "Ayla, la hija de la guerra"

Crítica

Público recomendado: Jóvenes

Con cierto retraso nos llega este verano esta emotiva historia, basada en hechos reales y rodada en 2017, año en que representó a Turquía en la carrera por el Oscar a Mejor Película de Habla no inglesa. Ayla, la hija de la guerra, cuyo guion es de Yigit Güralp, nos cuenta la conmovedora y dramática historia de Ayla, una pequeña niña que, en la Guerra de Corea (1950-53) pierde a sus padres durante una masacre perpetrada por las tropas comunistas de Corea del Norte y queda sola y abandonada. Un sargento turco de las tropas aliadas de la ONU, Süleyman, la encuentra casualmente, la rescata del horror y se la lleva con él a su cuartel. Comienza entonces una relación que pronto se convierte en un inesperado amor paternofilial. Pero un cuartel no es el sitio ideal para que crezca una niña, y en seguida comenzarán las dificultades y problemas.

Esta película turca dirigida por Can Ulkay –un profesional dedicado fundamentalmente a los spots publicitarios y que firma con este su segundo largometraje- es una cinta imprescindible sobre la naturaleza de los vínculos, el sentido de la paternidad –incluso no biológica- y la cultura de la acogida. La niña -interpretada por Kim Seol, que a pesar de su corta edad consigue meterse al público en el bolsillo-, que ha quedado brutalmente huérfana, se vincula rápidamente con la primera persona que la rescata de su pesadilla, y la inviste de “categoría paterna”. Por su parte, Süleyman -encarnado por el famoso actor turco Ismail Hacioglu-, comprende que el hecho de haberla rescatado y abrazado en ese momento decisivo se convierte en una provocación a una responsabilidad no planeada y a la que debe responder con un sí o con un no. Y también se da cuenta de que si dice sí, en cierto modo está dando un sí para toda la vida, un sí para siempre, como el que se da un hijo. Ayla hace de Süleyman su padre y él de ella su hija. No hay papeles ni burocracia administrativa, pero el vínculo es más real que cualquier formalidad.

La película no deja de ser una cinta de época y de corte bélico, que está vestida con una producción muy digna y con una recreación histórica muy creíble. Conviene señalar que al final de la película se nos ofrecen imágenes reales de los verdaderos protagonistas de esa historia de amor incondicional, que por cierto, fueron objeto de un documental en 2010 y colaboraron en la preproducción de Ayla. Según los datos, estamos ante la película más taquillera de la historia en Turquía. Y es que, como ha declarado el productor del film: “Queremos hacer hincapié, y esto se refleja en la película, que Ayla no es la única niña afectada por la guerra. Hoy en día hay 28 millones de niños como Ayla en todo el mundo y 1,5 millones de ellos viven con nosotros en Turquía”. Muy poco después del estreno del film el Süleyman real y su esposa fallecieron.

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