Crítica

Público recomendado: +16

 

 

Si por algo es conocido Jason Statham es por su capacidad en el cine para repartir tortas a diestro y siniestro. En esta película por supuesto que lo hace pero añadiéndole una moralina de fondo: los famosos timos online a un sector de la población desprotegido.

Adam Clay es un tranquilo apicultor (de ahí el nombre en inglés de la película, ‘Beekeeper’) que trabaja para una dulce ancianita lejos del mundo urbano. Un día la buena mujer es víctima de unos estafadores informáticos que le vacían todas sus cuentas, llevándola al suicidio por desesperación. Clay, al verlo, decide vengarse de todos aquellos que llevaron a su amiga a ese fatal desenlace. Resulta que el protagonista fue “beekeeper”, un operativo ultrasecreto con letales capacidades que trabajaba para el gobierno en Estados Unidos, y no parará hasta dar con el responsable de todo el tinglado, aunque éste pertenezca a las más altas esferas.

Es muy difícil conectar con Statham: su imperturbable rostro, carente de toda expresión más allá de la del clásico tipo duro, no ayuda a la empatía. Pero seamos sinceros: la premisa de la película y su presentación es tan potente, directa y bien planteada que enseguida conectamos con su deseo de hacer pagar a los responsables, sobre todo por la indefensión a la que están sometidos los mayores ante los gigantes digitales. Y también especialmente cuando se ve claramente que la ley, esa que debe protegernos, no llega a donde debería y, cuando lo hace ha pasado muchísimo tiempo.

Por fortuna en la dirección está David Ayer, experto en cintas de acción (suyas son el ‘Escuadrón Suicida’ de 2016 y la estupenda ‘Fury, corazones de acero’, además de la mítica ‘Training Day’ con Denzel Washington y Ethan Hawke). El guion corre a cargo de Kurt Wimmer, quien ya escribió buenos libretos como ‘Un ciudadano ejemplar’ o la muy notable ‘El secreto de Thomas Crown’. Entre los dos han dotado a un guion de profundidad (tampoco mucho, no nos vayamos a creer que Statham nos va a hacer pensar) y han logrado muy vistosas y cuidadas escenas de acción con tiroteos y peleas mano a mano muy dignas. Eso sí, debemos apagar la mente y aceptar los excesos a los que llega el protagonista, descabellados e imposibles en su inmensa mayoría (la especialidad de Statham).

También es muy de agradecer esa reflexión inicial sobre lo vil moralmente que resulta robar a niños y a ancianos, ya que en el segundo caso, en la sociedad actual, parece que no hay nadie que quiera velar por ellos, craso error ya que gracias a ellos los demás estamos aquí. Cuidar de nuestros mayores, incluyendo cuando las tecnologías les sobrepasan, no es una opción, es una obligación, como ellos cuidaron de nosotros cuando no nos podíamos valer por nosotros mismos.

Estas buenas costumbres no quitan que haya también que criticar un muy duro lenguaje, incluyendo repetidas blasfemias que no hacían falta alguna.

En todo caso queda una muy correcta e intensa película de acción que lleva a reflexionar sobre si todo vale a la hora de conseguir tus objetivos, por muy loables que parezcan. El fin no justifica los medios y alguien debe decirlo, sobre todo en los tiempos en los que vivimos en los que parece que todo vale con tal de tener poder y dinero.

Miguel Soria