Crítica
Público recomendado: Familiar
Si hay una cualidad clara y definida en el arte del cine es la de despertar nuestra humanidad; se da un proceso de afectación en el ser mismo, pues nos invita a identificarnos con unos personajes y una historia concreta. Este gran poder del cine nos empuja a descubrir referentes, modelos a seguir; personajes de gran calado humano que poseen un candor especial, un atractivo único. Nos apetece verles, seguirles. Basta recordar películas tan queridas como Forrest Gump, La milla Verde, E.T., incluso sagas mesiánicas como Matrix, Avatar o Dune. Y, por supuesto, series como The Chosen, en donde el atractivo viene del propio Jesús de Nazareth.
Pues bien, la película que nos ocupa, esta animación japonesa, tiene un gran protagonista que, aunque al principio puede parecer infantil, una vez que lo descubres, no quieres apartarte de él.
Blue Giant nos cuenta la historia de un joven que quiere convertirse en el mejor saxofonista del mundo. Con tan solo 18 años muestra un talento único, y un amor sin freno por practicar y expresar sus emociones a través de la música. Dejará su pueblo natal para dirigirse a la gran ciudad, donde poder crear una banda de jazz y mostrar toda la creatividad, emoción y pasión que lleva dentro. Vale la pena destacar el arco de transformación del amigo del protagonista, que se ve obligado a acogerle en su piso, y que pronto descubrirá su calidad humana, más allá de sus roncidos o de cómo le ha cambiado su rutina.
Impresiona cómo sus compañeros dicen: no sé si yo estoy seguro de mí mismo, pero quiero tocar música con él. Puede que no comprendan bien su genialidad, pero saben que algo grande está ocurriendo en él; y no quieren perdérselo.
Esta animación japonesa está basada en una novela gráfica de gran éxito editorial, y, por supuesto, se une a la popularidad reciente del manga y el anime. Basta recordar que los últimos capítulos de la serie anime Guardianes de la noche ha sido estrenada en 140 países. Todo esto sin recordar la trayectoria del Grupo Ghibli o el Óscar a mejor película de animación de 2024, El chico y la garza, de Miyazaki. Por todo ello, el género anime japonés es sin duda el género de moda, y el que más consumen las nuevas generaciones.
Blue Giant cuenta con un guion sólido que sabe detenerse en los distintos personajes, profundiza en ellos y nos sorprende con giros dramáticos que enriquecen la historia. La planificación visual cuenta con planos magistrales y con una fuerte influencia del surrealismo más onírico, que sirve para expresar la conexión cósmica que permite la música. Un montaje fino y contundente que utiliza la memoria visual de los combates de anime (Bola de Dragón) para expresar la relación entre la música, la trascendencia y el universo. Amén de una banda sonora oscarizable.
La música en esta película permite un nuevo reto narrativo, mostrar visualmente lo espiritual; capaz de crear puentes entre las personas, en donde el espíritu (el alma) reacciona ante tanta belleza. Es cierto, que la trascendencia de la película no tiene etiquetas cristianas, pero coloca a los personajes y a los espectadores, en un terreno pre religioso muy interesante, tanto para un diálogo fecundo sobre el sentido de la vida, como para adentrarse en el reconocimiento de una dimensión espiritual, que todos llevamos en nuestra naturaleza.
Maravilloso anime, con una potencia visual única, lleno de grandes valores pedagógicos como la humildad, el amor al prójimo, el valor del trabajo o la urgencia de dar respuesta al deseo que habita en nuestra naturaleza, es decir, cómo se despierta la dimensión vocacional (misionera) tras el encuentro con la verdad.
Efectivamente, esta novela gráfica debía ser adaptada al cine, lo pedía la historia, lo pedían los fans y lo pedía el Jazz. Sales del cine con una inesperada sensación de agradecimiento, y con ganas de buscar el sentido de tu propia existencia. Muy motivadora. No se la pierdan.
Carlos Aguilera Albesa