Crítica
Público recomendado: +16
¿Quién no recuerda las simpáticas y las ágiles narraciones de lucha libre en Telecinco de José Luis Ibáñez y Héctor del Mar con su lema: ¡Pressing Catch, el espectáculo garantizado! y sus estrafalarios personajes: Hulk Hogan; el Marinero Tarugo; el Último Guerrero; el mítico Enterrador o André, el Gigante, que participó en La princesa prometida en el plano masculino, mientras que en el plano femenino sonaban los nombres de Montaña Fiji, Ashley Cartier o Tina Ferrari.
El caso es que llega a la gran pantalla El clan de hierro. Y es que tras la notable, El luchador, que supuso la resurrección artística de Mickey Rourke, regresa al ring este arte circense. El realizador Sean Durkin, recordado por la cinta de terror Inseparables, nos cuenta una historia, basada en hechos reales sobre el veterano luchador profesional que responde al nombre Eric Fritz Von Erich, interpretado por Holt McCallany, obsesionado con que sus hijos se conviertan en estrellas de la lucha libre.
Tenemos las declaraciones de este cineasta a Fotogramas: El clan de hierro cuenta precisamente sobre ese contraste entre fortaleza de los luchadores y la debilidad de los seres humanos, un grito de furia sobre el ring y unas lágrimas en la oscuridad de la habitación de un hotel. La película explora esos lazos fraternales de una manera que te llega a sobrecoger emocionalmente. Aunque dentro de la familia lo pasaban mal por culpa de la persona destructiva de su padre, cuando estaban juntos eran felices. Por separado, se entiende que no eran capaz ni de gestionar la fama ni las altas expectativas de su padre.
La primera parte de la producción es más vistosa que la segunda, donde algunos pasajes resultan reiterativos y más pesados, ofreciéndonos un final abierto a la trascendencia y lleno de esperanza. El actor Zac Efron sufre una transformación física y te llegas a creer que es una estrella de ese deporte, mientras que Lili James está sensacional y aparece como un pilar para los demás por su empatía, inteligencia emocional y por sus habilidades sociales. Otro papel interesante es el que tiene Jeremy Allen White, que tiene un romance con la cantante española Rosalía (curiosamente, esta artista interpreta una canción flamenca, basada en un poema de San Juan de la Cruz).
Esta producción daría lugar para un cinefórum. El padre aparece como una persona que busca lo mejor para sus hijos a través del esfuerzo, pero minándolos psicológicamente y ahogando los sueños de ellos y de su mujer, que entierran sus hermosos talentos, música y pintura, por la presión de su exigente e inflexible progenitor. Este drama aporta luz entre la oscuridad, pues los éxitos deportivos provocan grandes insatisfacciones en todos los hermanos, mientras que la buena química entre ellos y su fraternidad son un bálsamo de felicidad, que compensa la soledad y las borracheras de éxito que sienten en sus giras deportivas en un mundo que anda entre la pantomima y las grandes capacidades atléticas puestas a prueba.
La generosidad del protagonista contrasta con la competitividad insana generada por su padre. Zac Efron es un católico practicante que intenta ayudar a sus hermanos. De hecho le pregunta a su desesperado y frágil hermano por sus limitaciones físicas: ¿Te has planteado qué te está diciendo Dios? Por cierto, el guiño a la resurrección nos muestra a un Dios sufriente que está con los que sufren, unas dolencias humanas, recompensadas con la unidad familiar, así como una posibilidad de vivir eternamente.
Víctor Alvarado