Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Campanadas a muerto

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

Desde sus inicios, una densidad pesada que augura la “nada” va ganando terreno entre los pobladores del caserío vasco y sus aledaños donde transcurre la acción. Todo se precipita cuando el dueño del lugar descubre los restos óseos enterrados de un cadáver, que la policía identifica como los de una mujer. El director navarro Imanol Rayo nos introduce en los parajes angostos de su tierra en su último filme, Campanadas a muerte.

Rodada en sus diálogos en euskera, esta cinta es fruto del guion de Joanes Urkixo, sobre la novela de Miren Gorrotxategi, que narra las vicisitudes del descubrimiento de un esqueleto enterrado en el caserío Garizmendi por parte de Fermín Araia y su mujer Karmen. Antes de llamar a la policía contactan con su hijo Nestor (Eneko Sagardoy: Handia, El hijo del acordeonista, El herrero y el diablo), quien se ocupará de llamar a la policía. Pero este suceso, tendrá continuación luctuosa cuando el propio Fermín aparece muerto al día siguiente en su finca.

Este thriller llevado con pulso por su director, también con la fotografía de Javier Agirre Erauso y la música Fernando Velázquez nos introduce en un clima asfixiante donde nadie parece relajarse y todos guardan agravios y secretos inmemoriales de épocas anteriores. Una trama compleja nos llevará a los terrenos de las tierras vascas donde comenzó la acción.

Aunque no hay nada sobrenatural en la historia, Campanadas a muerto mantiene un tempo lento en sus algo más de 95 minutos de metraje, que poco a poco se va acelerando una vez llegan los dos inspectores de policía al lugar.

Todos tienen hechos que guardar en una zona donde también llegó la droga, por parte de uno de los potentados del pueblo. El papel relevante de Aitor y Nestor, hermanos e hijos de Fermín y Karmen, da fuste a esta película, que recuerda a la España negra, esta vez en latitudes norteñas.

Entre los moradores del lugar hay un fondo común de agravios arcanos que solo el sacerdote, interpretado por Kandido Uranga, puede sobrellevar, pero nunca reconducir por la terquedad y dureza de los implicados. Nunca podrá frenar ni reconducir, aunque lo intenta, la tragedia que se avecina.

En este sentido, Campanadas a muerto es un buen ejemplo de la extensión del nihilismo que parece ocupar cada vez más espacio en nuestra sociedad, ejemplificado en la pandemia actual.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad