Crítica:
Público recomendado: Todos
Interesante western que coquetea amablemente con la comedia realizado a la mayor gloria de Randolph Scott, uno de los héroes por antonomasia del género eminentemente americano, y del que Scott fue su héroe más pulcro y admirable, diametralmente distinto al rol ejercido por John Wayne, que fue el héroe absoluto y, por tanto, más oscuro y misterioso. Así las cosas, el Jeff Kincald de Randolph Scott es un hombre de grandes ideales, que va por libre, algo pícaro y sin duda bondadoso al que se le perdonan sus deslices. Hay también todo un debate entre lo viejo y lo nuevo, propio del western, encarnados aquí entre la diligencia y el ferrocarril que no deja de ser una metáfora entre el viejo y el nuevo oeste, la ley del revolver y las leyes del Estado. Es muy completo y decididamente interesante.