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¡Corten!

Caratula de "¡Corten!" (2022) - Pantalla 90

Crítica

 Público recomendado: +18

Hay una ternura en el director francés Michel Hazanavicius que se cuela incluso en una película sobre el rodaje de una película de zombis, que es el remake de la comedia de terror sobre el rodaje de una película de zombis One cut of the dead (2017). ¡Corten! (2022, cinta que inauguró Cannes) tiene todos los elementos que hacen de El artista (Hazanavicius, 2011) una dulcísima caricia al cine (mudo, en este caso; de terror, en aquel): es afectuosa, cándida, entrañable (esto literalmente) y llena de agradecimiento y cariño por el cine.

Sí, están cortando cabezas y destripándose mientras salpica sangre a chorros —y la mierda, que no falta en el día a día francés— y aun así no acaba por sentirse como algo que tenga la intención de ser desagradable, de hacer pasar un mal rato. Pienso en Von Trier o Noé y es evidente que estas personas quieren que la pasemos mal, incluso si el plano es uno del hermoso cielo estrellado. Hazanavicius no: juega delicada, divertida y tontamente, lleno de admiración, como un hombre con la mujer amada.

Esta comedia de terror, dividida en tres partes, empieza por una película serie B de zombis. En ella, el director, un histérico, está convencido de que para que sus actores den lo máximo de sí deben estar expuestos a peligros verdaderos, como una plaga de zombis que justamente se está dando en el lugar del rodaje, producto de una maldición sobre las tierras japonesas. Porque sí, los actores son franceses, la película está en francés, pero se da en Japón y los personajes tienen nombres japoneses. En ocasiones la cámara no sigue al personaje cuando parecía que lo haría, o los personajes se preguntan y responden si están bien al menos ocho veces, o la actriz principal grita y grita como llenando el tiempo en pantalla. Es todo muy extraño.

Así, pasamos a la segunda y tercera partes, donde nos cuentan cómo y por qué se llevó a cabo esta película: resulta ser una película para la web que se emite en vivo, de un plano secuencia de media hora, financiado por una mujer japonesa. Ah. Ahora es cuando se empiezan a explicar muchas cosas.

Es divertido ver qué era lo que sucedía detrás mientras el elenco estaba delante de la cámara y por qué lo que vimos al inicio nos chirriaba un poco. Sin embargo, es verdad que verla por segunda vez desanima un tanto: el director confió en el aguante del espectador francés, más que en el del espectador de cine de terror de cualquier nacionalidad, y estiró hasta las dos horas su metraje. Sin embargo, hay algo reconfortante en ¡Corten!: no viene a aleccionar ni adoctrinar; tampoco a subvertir el género ni pretender hacer un ejercicio de arte y ensayo. Va de padres e hijas, y del trabajo en equipo. Y es suficiente.

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