Crítica:
Público recomendado: Todos
La quincuagésimo quinta película de Alfred Hitchcock Soló a tres de retirarse fue un estudio sobre el sinsentido de la Guerra Fría. Para ello se valió de dos de las estrellas más rutilantes de aquel momento, Paul Newman y Julie Andrews, tras lo que optaría por actores desconocidos, pues no pudo soportar que el caché de los actores hiciera resentirse a los gastos y calidad de la producción. Se trata de una cinta de espías con elementos paranoides que mantiene el pulso y la tensión siempre increscendo y en la que Hitchcock vuelve a fantasear sobre su idea favorita, la de un tipo corriente enfrentado a una situación extraordinaria. Es el papel de la ferviente novia la que llena de valor todo el conjunto. Su fe incondicional por su prometido le hará seguirle a lo largo y ancho de la Europa Oriental con tal de permanecer, siempre fiel, a su lado.