Crítica
Público recomendado: +16
Muy ligera y previsible comedia dirigida por Will Gluck (‘Con derecho a roce’) y protagonizada con gracia por Glen Powell (‘Top Gun: Maverick’) y Sydney Sweeney (‘Euphoria’), totalmente rendida a la ideología ‘woke’ pero con algunos momentos que sí logran arrancar unas buenas risas.
Bea y Ben tienen un flechazo en una cafetería y parecen perfectos el uno para el otro, pero tras esa increíble primera cita todo se tuerce y no vuelven a verse hasta pasados unos meses, donde la tensión se palpa a cada segundo. Un tiempo después se encuentran inesperadamente en una boda en Australia. Obligados a verse, y a pesar de su rechazo mutuo, por conveniencia para ambos deciden fingir que son una idílica pareja.
Desde hace tiempo parece que en Hollywood si no te arrodillas totalmente a la ideología ‘woke’ no eres nadie y no vas a ninguna parte. Hay excepciones con maravillas como Oppenheimer o Top Gun: Maverick, sin concesiones y con el favor de crítica y público; pero amigos, estamos en la comedia romántica, y aquí las cosas son distintas. Si no hay gran alegría y festejo por el amor LGTBI y el resto de infinitas siglas no hay película. Eso ha debido pensar Gluck, que bajo el pretexto de una una férrea defensa de la unión ‘matrimonial’ homosexual trae bajo el brazo una historia de amor a regañadientes. Por fortuna, los protagonistas Glen Powell y Sydney Sweeney están en su salsa y demuestran una muy buena química en pantalla, con momentos que, hay que reconocerlo, logran varias carcajadas, aunque para ello se recurre varias veces a un humor descaradamente sexual y grotesco.
Y como incluso un reloj estropeado acierta dos veces al día, sería injusto negar algunos mensajes adecuados entre tanta ideología de género, como saber poner en valor adecuadamente el contraste entre esos matrimonios consolidados en el tiempo por el cariño, el esfuerzo y la entrega, y esas parejas jóvenes y frívolas que solo buscan algo rápido, esporádico, sin compromiso, y que al final solo te hacen más superficial e incapaz de conectar con los demás y encontrar la auténtica felicidad: la que te da otra persona de forma íntegra y desinteresada, sin condiciones, libremente.
Miguel Soria